A primera hora, las empresas botan las barcas desde la rampa y en los muelles esperan los clientes. | Josep Bagur Gomila

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Las escenas de caos que se vivieron el verano pasado en el puerto de Ciutadella, con aglomeraciones descontroladas de las embarcaciones de alquiler sin titulación, parecen haber terminado este año con las nuevas adjudicaciones realizadas por Ports de les Illes Balears. Debe ser el fin del caos, al haberse limitado a solo cinco las concesiones a empresas, con un máximo de seis barcas cada una, lo que supone una reducción importante a la flota que, cada día, se bota y se retira del mar.

Iguana Boats SL, Juan Villalonga, Carlos Sánchez, Twin Boats SL y Miguel Ángel Azareño son las cinco sociedades autorizadas para los próximos cuatro años para alquilar, en el puerto de poniente, embarcaciones sin patrón y sin titulación. Empresas que, a falta de completar el trámite administrativo, han empezado a operar con normalidad, sin que hasta ahora se hayan producido incidencias.

«Este año va mucho mejor, pero es normal, el año pasado había muchas barcas, ahora solo treinta, y cada uno tiene su espacio» en el muelle, expone Juan Villalonga, justo cuando acaba de botar la última embarcación.

Algo similar apunta Rafel Llabrés, de Iguana Boats. «Ahora, por lo menos hay un orden, funciona mejor con treinta barcas». Por eso, «estamos contentos, aunque el tiempo no ha acompañado mucho hasta ahora, solo hemos podido salir dos días».

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Operativa.

Al llegar los clientes, se firman los contratos de alquiler y se dan indicaciones de manejo y seguridad, antes de salir de la dársena detrás de la embarcación de apoyo | Josep Bagur Gomila

Normas y novedades

La novedad más destacada de este año es la obligatoriedad de contar, cada empresa, con una embarcación de apoyo, con un patrón, para guiar las barcas en sus salidas y entradas a puerto, desde la Colársega hasta la bocana del puerto. «Allí, si entra o sale un barco, esperamos hasta que pueda salir la barca», dice Villalonga, quien al igual que Llabrés, cree que «podríamos compartir la barca de apoyo, sería suficiente, no haría falta una de cada empresa», opinan los dos empresarios.

Por otro lado, las embarcaciones de las empresas adjudicatarias deben ser de esloras inferiores a 6 metros, deben tener una antigüedad máxima de cinco años, contar con localizador GPS, protectores de hélices para evitar accidentes en el mar, e instrucciones claras de manejo y maniobrabilidad a la vista de los clientes.

En ningún caso podrán navegar con vientos superiores a fuerza 4, ni con olas de más de un metro o con una visibilidad inferior a las 6 millas. Tampoco podrán alejarse más de 5 millas del punto de salida, ni ir mar adentro más de una milla.

PortsIB concede un amarre para las seis embarcaciones de apoyo, además de una plaza de aparcamiento en el parking de Dalt sa Quintana, junto a la antigua estación marítima.

En cuanto a los términos económicos de la adjudicación, Villalonga considera que «no son justos». Básicamente, porque entre la oferta del primer y del último licitador hay más de 15.000 euros de diferencia. «No me parece justo que uno pague 35.000 euros y otro 20.000 por el mismo servicio».

Al concurso público se presentaron ofertas de seis empresas y la que obtuvo la segunda mejor puntuación por la memoria de explotación, quedó fuera de la adjudicación por su baja oferta económica, de 10.350 euros. Con esto, de las 36 barcas que inicialmente había anunciado PortsIB que se autorizarían para los próximos tres veranos, finalmente han sido las 30 de los cinco licitadores que han obtenido el contrato.