Los vecinos del casco antiguo no quieren que «Ciutadella sea solo un escaparate». | Josep Bagur Gomila

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Una docena de vecinos del casco antiguo de Ciutadella están decididos a iniciar acciones en contra del tardeo que, los sábados a partir del mediodía, llena de ruido distintas ubicaciones del centro de la ciudad. Por ahora ya han expresado su desesperación ante el Ayuntamiento y están estudiando la posibilidad de interponer un contencioso-administrativo por vulneración de derechos fundamentales a la integridad física, a la intimidad personal y familiar, y al domicilio y que puede vincularse, a su vez, a la conducta omisiva de la Administración municipal.

Este fin de semana, una vecina expresaba su malestar por la situación insostenible y desesperante del ruido generado a las puertas del bar que hay debajo su casa. Denuncia pública que pronto animó a otros afectados de otros puntos del centro histórico, que ven que, semana tras semana, decenas de personas se reúnen en la sobremesa y a lo largo de la tarde y hasta la noche, salen de los locales para fumar, beber en la calle, hablar y gritar sin el más mínimo respeto a los vecinos, critican los afectados.

El caso que vuelve a poner sobre la mesa esta problemática afecta a Montserrat Anglada, quien ya ha presentado denuncia ante la Policía Local, ha solicitado una inspección sonométrica que confirme los excesos y ha puesto el asunto en manos de abogados.

«Es demasiado que tengas que irte de casa, porque en el comedor no puedes ni hablar del ruido que viene de la calle, porque una persona ha decidido montar un botellón en la calle porque la gente no cabe dentro del local». Lo lamenta Anglada, quien ha pedido presupuesto para poner triple cristal en cinco ventanas y le sale por 13.000 euros, porque al estar en el centro, con el plan especial del casco antiguo, tienen que ser de madera. Y vaticina que «si ahora pasa esto, en verano será un problema mucho mayor».

Ciutadella Vella

La Associació de Veïns Ciutadella Vella ya ha contactado con la afectada y, de hecho, ya abordó este asunto en su reunión de este lunes. Fue allí donde recordaron que ya en 2015 elaboraron un documento acerca de esta problemática, que sigue bien vigente. «No se puede beber en la vía pública, pero con el tardeo hay más gente en la calle que dentro de los locales, y beben, gritan y, cuando van alegres, disminuye el raciocinio y hasta mean» en cualquier lugar.

«Y alguien llama a la policía, vienen y cuando se van, vuelve a empezar», insisten desde la entidad vecinal. «La solución pasa por encontrar el equilibrio, y sabemos que pasa en muchas ciudades y al final la gente debe elegir irse del centro porque vivir ahí no es humano». Y «no queremos que Ciutadella sea solo un escaparate», sino que haya vida, evitando la gentrificación. Así las cosas, y apuntando también en los efectos nocivos para la salud que generan estas situaciones, desde la asociación «apoyamos» a estos vecinos y «ya hemos hablado con la alcaldesa para que tomen medidas».

El portavoz del equipo de gobierno, Joan Benejam, tomó nota de las quejas y se puso a disposición de los vecinos para intentar encontrar una solución, con el fin de «mantener la paz y la cohesión social». En cualquier caso, y antes de conocer más detalles del asunto, recordó que «las ordenanzas están para cumplirlas».

El apunte

Es Pla y la sentencia favorable a los vecinos que sienta precedente

Para el caso del tardeo y las molestias que ocasiona, los afectados toman como precedente la sentencia que, el 5 de julio pasado, dictó el Juzgado Contencioso-Administrativo número 2 de Palma, por los ruidos denunciados por los vecinos de Sa Muradeta, contra los locales de ocio de Es Pla de Sant Joan, y que señaló al Ayuntamiento de Ciutadella como responsable subsidiario, por no actuar con eficacia para evitar la problemática.En ese caso, el juez dio la razón a los demandantes y obligó al Consistorio a impulsar «las labores de inspección y control para el ejercicio de la eventual potestad sancionadora», o sea, multar a los infractores de las ordenanzas. Y exigir a los titulares de las terrazas o recintos al aire libre «un certificado con estudio acústico relativo a la incidencia real de la actividad en su entorno».

Auto

Sobre esta misma sentencia, hace apenas unos días, el juez ha emitido un auto, por el cual da por ejecutada la sentencia. Eso es, porque considera que, desde que dictara sentencia, el Ayuntamiento ha impulsado medidas para enmendar la problemática. El abogado de la media docena de vecinos que impulsaron la demanda ha solicitado una aclaración y, si se confirman los términos señalados en el auto, recurrirán ante el Tribunal Superior de Justicia de les Illes Balears.