La advertencia que Vilafranca desoyó. Josep Juaneda dice que escribió al presidente el día después de quedar en minoría para ofrecerle elaborar conjuntamente los presupuestos y así no depender de Vox. | Katerina Pu

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Medio año después de perder el gobierno del Consell, el portavoz de Més per Menorca, Josep Juaneda Mercadal (Ciutadella, 1981), lamenta el «grave desprestigio» que sufre la institución, gobernada desde julio en minoría por el PP y con una entente ahora rota con Vox que ha impedido aprobar los presupuestos.

Empezó el año como conseller de Medio Ambiente y candidato a la presidencia y lo termina en la oposición. ¿Qué ha pasado?

-Que el contexto social, económico y político afecta y la ola de cambio favorable a la derecha nos ha perjudicado. La ilusión y las ganas de transformar Menorca siguen intactas pero, tras ocho años de gobierno progresista, se han hecho cosas que no han gustado y que, con autocrítica, debemos asumir. Pese al cambio político, en Menorca sigue habiendo una mayoría de voto de izquierdas. La gestión de estos años ha sido positiva, pero tenemos un electorado muy exigente y cabe ser valiente para recobrar su confianza.

¿Qué han hecho mal para que un partido como Vox, que no estaba en las instituciones, tenga ahora la llave de la gobernabilidad del Consell insular?

-Estos últimos años ha habido partidos como el PP y otros a su derecha que han camuflado algunas de las propuestas que querían impulsar. Y, entonces, ha surgido Vox, que es un partido que no se esconde ni se avergüenza en absoluto de aquello que propone y logra que haya personas de Menorca que se vean representadas en su discurso. Toda política como ésta que suponga un retroceso no la vemos adecuada, pero la respetamos, pues es una opción por la que se han decantado una parte de los menorquines.

Vox ha tumbado los presupuestos del Consell porque culpa al PP de incluir partidas que «perpetúan políticas de la izquierda» respecto de la lengua, la igualdad o la cooperación. Si esto es así, ¿por qué ustedes, que son de izquierdas, no han votado a favor?

-El PP se ha pasado largos años criticando las políticas de izquierda desde la oposición, pero cambia cuando se trata de gestionar y ha sido incapaz de llevar a efecto desde el gobierno muchas de las propuestas que reclamaba. Ahora bien, ya damos por hecho que el PP dé continuidad a las aportaciones en materia lingüística, de identidad de género o de ayuda internacional, pues no hacerlo supondría dar un paso atrás. Lo damos por supuesto, así que no va a cambiar nuestro sentido del voto por eso. Ahora urge ir más allá. Por ejemplo, nadie debería rebatir ya la gratuidad de la escolarización de 0 a 3 años y sí centrar más los esfuerzos en atender mejor a los alumnos con necesidades especiales. El problema es que muchos de los debates que se ponen en la mesa del acuerdo entre PP y Vox ya son agua pasada. El debate sobre las ayudas al catalán, sin ir más lejos, es obsoleto, por incuestionable. Así que nosotros lo damos por superado y tratamos de mirar más hacia adelante. Ahora bien, que todavía se cuestione que el Consell dé dinero al Fons Menorquí de Cooperació dice bien a las claras en qué punto se encuentran unas opciones políticas y las otras.

El PP de Marga Prohens ha claudicado en el Parlament y ha aceptado las enmiendas de Vox a cambio de ver aprobados los presupuestos del Govern. ¿Cree que Adolfo Vilafranca debe hacer lo mismo en el Consell o, por contra, aplaude su postura actual de no ceder al «chantaje» de Vox, aunque eso suponga tener que prorrogar las cuentas?

-El problema no es si el PP tiene que ceder o no al chantaje de Vox, el problema es que ni se lo esperaba. En media hora fueron incapaces de reaccionar al voto en contra que les anunciaba la consellera de Vox. Y eso ocurre porque el PP no planifica, no acude al pleno con el apoyo y la aprobación de los presupuestos garantizada, como le pedíamos. Ya le avisamos en campaña que tenía dos opciones: o ir de la mano de Vox y estar sometido a la ultraderecha y al gobierno teledirigido desde Palma o propiciar un gobierno en el que gestionar implique llegar a acuerdos constantes con todos los partidos. Pero el PP no está acostumbrado a eso, piensa y actúa como si gobernara con mayoría y por eso no ha podido aprobar el presupuesto. El del pleno fue un espectáculo esperpéntico por la falta de planificación y la soberbia del PP, que no sabe estar en minoría. El 15 de noviembre, al día siguiente de cesar a la consellera de Vox y romper el pacto, le envié un correo electrónico para proponerle que elaborase el presupuesto de manera diferente, sentándonos juntos a confeccionarlo desde el primer momento, pero hizo caso omiso y nos lo entregó con solo cuatro días de antelación y un montón de incorrecciones. Y el resultado ya se ha visto.

¿Debería intentar volver a aprobar los presupuestos?

-Él tiene la responsabilidad. Desde el 21 de diciembre, el día del pleno, no nos ha contactado ni hemos recibido ningún feedback por su parte, cuando le corresponde mover ficha y crear un escenario favorable a la aprobación de los presupuestos. Pero, hasta ahora, ha rechazado casi todas nuestras propuestas en positivo, para favorecer el acceso a una vivienda digna o evitar la saturación turística en verano. En cambio, nosotros sí le aprobamos muchas propuestas desde la oposición. No tiene la actitud necesaria.

¿Cuál será la postura de Més si, como parece, el PP sigue gobernando en minoría?

-Si Vilafranca quiere dar estabilidad a la institución, deberá escoger cómo hacerlo: si mediante acuerdos puntuales con la izquierda y asumiendo que hay debates ya superados, o cediendo de nuevo a un gobierno de coalición con la consellera de Vox y a las órdenes de la ultraderecha. Es lo que más nos preocupa, que las decisiones de aquí se toman en Palma y con el influjo de la ultraderecha. Y eso es algo que Menorca no se merece. Haremos cuanto podamos por evitarlo.

El gobierno del PP anuncia una inminente revisión del PTI. ¿Hasta dónde teme que cambie el modelo territorial?

-El PP propone extender el alquiler turístico al suelo rústico, y eso atenta directamente contra las personas que desean tener una vivienda digna en la que vivir en Menorca, además de las consecuencias medioambientales y territoriales que implica. Es cierto que existe un conflicto sobre los núcleos de hortals que cabe regular, pero apostar por el alquiler turístico en el campo es romper el modelo territorial que Menorca ha ido consolidando desde 2003. Así que haría bien en repensárselo y no reabrir debates que ya creíamos superados.

El Govern ha elaborado un decreto sobre vivienda que la mayoría de municipios no están aplicando y apenas hay pisos de alquiler todo el año en el mercado. ¿Qué se puede hacer desde el Consell?

-Ya lo dice Vox, que hay muchos PP: uno en campaña, otro cuando hace oposición y otro que gobierna. No es coherente, y en materia de vivienda se ve muy claro. Reducir un 60 por ciento el presupuesto de esta área, pese a no tener competencias, es un ataque a los menorquines, como lo es también quitar las ayudas a la compra de electrodomésticos eficientes, al alquiler de los jóvenes o suprimir la partida de un millón para adquirir suelo privado y cederlo al Ibavi para impulsar nuevas promociones públicas. Pero lo más grave es que, habiendo 8.000 viviendas en alquiler turístico ilegal, en todo el verano solo se hayan abierto 11 expedientes. Deberían destinar estas casas que se alquilan de forma irregular al mercado residencial, pero enredan y no saben gobernar.

¿Qué sería ahora de Menorca y el Consell si se hubiera podido continuar el proyecto progresista?

-Se habría apostado más por la diversificación de la economía, por el comercio local, las pequeñas empresas, los oficios tradicionales faltos de relevo generacional. Y, sobre todo, no se habría desprestigiado el Consell, que vive una situación muy grave. Se ha desnaturalizado y, en lugar de aumentar su capacidad de decisión y seguir siendo el verdadero gobierno de Menorca, se ha convertido en una simple gestoría y una sucursal teledirigida desde Palma.

¿Qué le pide al nuevo año?

-A nivel personal, mucha salud. Y, a nivel político, que se consoliden los derechos adquiridos y que la actividad humana no se cargue el tesoro natural que tenemos entre manos.