Siempre se habla de prevención y parece que nunca es suficiente.
—Es lo que tenemos más abandonado. Tradicionalmente pensamos que prevención es información, carteles, propaganda, y debe ir más lejos, hay que preparar el terreno. Empezando por el ciudadano que vive en el entorno rural, pasando por las administraciones locales, con la limpieza de caminos, los cableados de farolas, que son fuente de incendios. Y, en este caso, el Govern, con operativos para temas de extinción y prevención, preparando el terreno con cortafuegos, tratamientos agrícolas.
¿El sector agrícola es clave?
—Son la clave, por su potencial. Una manera de prevenir incendios es consumir producto local, fomentar la ganadería, porque genera terrenos bastante limpios y los incendios se paran en las zonas de cultivo, donde pasta el ganado. Con esto y con más aprovechamiento de los recursos forestales, carbón, leñas y un buen operativo, se reducen mucho los riesgos.
Pero hay menos fincas activas...
—Tenemos que competir con un mercado donde prevalece lo económico, hay grandes productores, normalmente viene todo de fuera y el producto local es más caro. Pero con una política de concienciación, donde el ciudadano sepa que comprando hortalizas, patatas o el vino local, ayuda a prevenir incendios, puede llegar a ser más rentable.
¿Se puede ayudar al sector?
—En Gran Canaria, a los ganaderos se les da monte público, interesa que esté pastoreado. Tienen pasto, no tienen que comprar y, por otro lado, se les paga por el servicio de limpieza, con 3.000 o 4.000 euros al año que refuerzan su economía y están contentos. Hay asociaciones de pastores, empiezan a funcionar las escuelas de pastores, jóvenes que quieren meterse en el mundillo de las razas endémicas. Al final, es la cultura del territorio.
¿Cómo un servicio más?
—Sí, cobran como cualquier empresa de mantenimiento. Hay un control, con GPS en varias ovejas, para que el gobierno pueda comprobar dónde está el ganado, cuánto tiempo ha estado en el sitio, para que sea lo más beneficioso para el medio ambiente.
¿Es realmente posible gestionar toda la masa forestal?
—Si tiene que ser el gobierno quien pague todo, es un gasto enorme, hay que repartirlo. Los propietarios tienen que limpiar los alrededores de sus casas, cuando estén en medio de una masa forestal. Los ayuntamientos deben hacer lo que toca, en caminos, incluso las asociaciones de vecinos pueden hacer limpieza. Y el ganadero, puede hacer otra función. De este modo no es tan caro y lo importante es que, por cada euro que destinas a prevención, ahorras 100 euros de gastos de extinción y restauración. Porque tras un gran incendio vienen un montón de millones de euros a invertir, declarar zonas catastróficas. Y se produce una paradoja: las personas que no han hecho su trabajo y han perdido sus casas, luego hay ayudas para reconstruir. Se premia la no prevención.
¿Hay concienciación? Aún se ve a gente lanzando colillas al arcén.
—La gran mayoría es muy cuidadosa en los periodos de calor. La mayoría de incendios son por imprudencias, negligencias, errores con una barbacoa, una radial, soldadoras en días no adecuados. Y hay un pequeño porcentaje que son los incendiarios, para hacer daño, por venganzas, problemas mentales, que disfrutan así.
¿Se ha mejorado en prevención, los últimos años?
—No. Estamos reaccionando y es un clamor del gremio forestal que hay que invertir en prevención. Con los grandes incendios que estamos teniendo, se extiende la reflexión de que hemos tocado techo en extinción. Por más helicópteros y bomberos, ya no damos para más, las soluciones no pueden venir por ahí, sino desde la gestión del territorio, donde es importante el ciudadano y la administración.
¿O sea, no reducir efectivos en invierno, como suele hacerse?
—Lo adecuado es tener una plantilla suficiente para extinguir incendios y, cuando no los hay, ponerse a trabajar y hacer prevención. Ahora se está buscando que no se reduzcan las plantillas, con una contratación de profesionales todo el año. Hay mucho trabajo, en los cortafuegos, limpieza de bordes de carreteras, tener compartimentado el territorio para que no se queme todo. Y para eso, tenemos que enfrentarnos a la idea de que cortar un árbol es un atentado. Tenemos masas muy espesas, después de un incendio pueden salir 20.000 pinos en una hectárea y cuando sean grandes solo cabrán 180 o 200, los otros 19.800 se van a morir. Podemos extraer madera que podemos usar para calderas, muebles, aprovechando los recursos naturales. Eso no es ir en contra de la naturaleza.
Mejor eso que las consecuencias.
—Un incendio como el de Tenerife, implica medidas muy duras, que hay que establecer de manera muy planificada, con miles de personas desplazadas, confinando a 7.000 personas, porque el incendio va hacia esa población y los bomberos tienen que poder moverse libremente por el pueblo. Hacen falta equipos multidisciplinares, que entiendan de meteorología, análisis de comportamientos, operaciones de medios aéreos y terrestres, zonas a evacuar, personas que hay que atender con psicólogos, otras se encargan del ganado. La gestión de un incendio es muy complicada, siempre digo que te quitan un año de vida, por el estrés en la toma de decisiones.
El apunte
Jornada sobre gestión de incendios forestales en Es Mercadal
3 comentarios
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Que manden a limpiar torrentes, cunetas y bosques a quienes estan cobrando del paro y a todos los inmigrantes a los que se les aportan ayudas. Ya que les pagamos xon nuestros impuestos, que aporten algun beneficiario.
Evidentemente al Grillo le tiene preocupado el tema de los incendios forestales.
A ver si aprendemos y sobre todo mejoramos el tema de los bosques.!!!!!! Actualmente hay mucho que mejorar.