El nuevo prelado de Menorca presidió, la tarde de este viernes en la iglesia parroquial de Santa María, la Eucaristía de acción de gracias por su ordenación episcopal. Acompañado por el clero del arciprestazgo mahonés y con una amplia asistencia de fieles, la primera misa oficiada por Gerard Villalonga como obispo de la Diócesis en Maó subrayó y ratificó su vinculación con la ciudad donde nació, hoy hace 65 años.
Servir a la Iglesia y la sociedad
Recordó que fue caixer capellà de las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia el 2019, «lo que me dio la oportunidad de recorrer las calles de nuestro querido Mahón». El obispo Gerard manifestó que como continuación: «ahora regreso de otra manera, pero para continuar sirviendo a la Iglesia y a toda la sociedad, porque no sólo me preocupa la salvación de las almas, que es la finalidad última de la evangelización, sino que busco y buscaré siempre el bien común sin ninguna discriminación por razón de origen ni de manera de pensar, aceptando y acogiendo a todas las personas».
Tras subrayar la frase del papa Francisco «la fantasía de Dios es infinita», Villalonga Hellín afirmó: «me gustaría que cada uno de vosotros recordara también aquellos aspectos de su historia personal que tienen relación con la fe para que en esta celebración se actualicen y renueven también vuestras raíces cristianas».
La familia de Dios en Maó
El titular de la sede de Severo proclamó que «la Iglesia no es un tratado o una teoría; es la que tengo ante mis ojos: las familias cristianas de Maó, el laicado, los religiosos, los sacerdotes y diáconos, todo el pueblo de Dios aquí congregado para recibir a su padre y pastor, al obispo».
«Sin vosotros no soy nada y con vosotros lo soy todo. Somos la familia de Dios que peregrina en Maó», aseveró el obispo Gerard.
El apunte
Recepción en el Ayuntamiento y firma en el Libro de Honor de Maó
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