El año posterior a la aparición de la covid-19, insiste esta educadora social, «hay un aumento de casos en edades tempranas» en la Isla. El incremento del malestar psicológico durante el confinamiento derivado de la pandemia, la transformación de los procesos de aprendizaje y de socialización, así como el hiperconsumo de las tecnologías, son, según Blanca Espín, algunos de los detonantes del aumento de conductas explosivas y de la violencia de hijos a padres que implican «una mejora de la actuación en materia de prevención y concienciación social».
De acuerdo con los datos que incluye en su estudio, los menores de 14 años denunciados por violencia filio-parental en Menorca superaron la decena en 2021, mientras que en años anteriores, como el del confinamiento, apenas se contabilizaron. «Se fortaleció el secretismo familiar y creció la percepción y el sentimiento de incapacidad parental para hacer frente autónomamente a los conflictos familiares, lo que generó que se instauraran las relaciones disfuncionales y se cronificara y afianzara la violencia filio-parental», explica Espín, que subraya que «los datos no son la realidad, solo son cifras oficiales».
Detectar el problema
Esta situación, afirma esta educadora social ciutadellenca que trabaja para el Consell insular, «ha pasado desapercibida porque las agresiones se producen en el entorno privado». El maltrato de hijos a padres empieza con ataques sutiles y más indirectos, aclara Espín, y avanza hacia una violencia física. Es decir, se incrementa la intensidad y la frecuencia, pero la dificultad para concebir el inicio de las agresiones de carácter más indirecto hace que se «normalicen y perciban como típicas de la adolescencia y no como abusivas», determina la autora del estudio.
Por todo esto, reitera Blanca Espín, «se reafirma la necesidad de atención e intervención socioeducativa en la familia ante los primeros indicadores de violencia-filioparental en el colectivo de preadolescentes con la finalidad de ofrecer un tratamiento preventivo y efectivo». Añade, en este sentido, la obligación «creciente y explícita» de aplicar un protocolo de detección precoz de esta problemática en la Isla.
En Menorca, asegura Espín, «hay una gran escasez de atención a la violencia filio-parental, concretada en la ausencia de un protocolo que trabaje desde una perspectiva de detección precoz de manera comunitaria e interinstitucional con todos los agentes sociales implicados», el principal elemento que, según ella, «permitiría el reconocimiento real de los casos que presenten indicios del inicio de la violencia de hijos a padres».
El apunte
«La adicción a las TIC impulsa la violencia filio-parental»
5 comentarios
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St. ToniTurismo salvaje dices ? no sé donde y yo llevo 45 años trabajando con turismo
Vivir solamente de cara a un turismo salvaje es un claro efecto llamada y degrada poco a poco nuestra sociedad. Cuando os queráis dar cuenta de esto será demasiado tarde y ya no quedarán menorquines en la isla o quedarán solamente los que son demasiado mayores para irse a otro sitio.
esto es consecuencia de que hace años que nos machacan para cambiar la educacion,sin castigos, y al final ya veis que cuando no son drogas son otras adicciones atecnologias que muchos no nos podemos permitir, se creen que todo es gratis o que los padres tienen la obligacion de satisfacer sus caprichos.
... los padres siempre dispondrán del recurso a la LEGÍTIMA DEFENSA agarrando la vieja zapatilla, en caso de que se desmadre la cosa...
En "el apunte" se destaca un breve, pero clarividente, análisis de una nueva realidad que muchos progenitores todavía no han sido capaces de discernir. Otro asunto importante que nuestra sociedad deberá intentar remediar antes de que no tenga solución, pero cuidado, hay demasiados intereses económicos que pretenden fomentar todo lo contrario!!