El vicepresidente y conseller de Transición Energética, Sectores Productivos y Memoria Democrática, Juan Pedro Yllanes, ha asegurado este martes durante el pleno del Parlament que la decisión de eliminar el monolito del alcalde Francesc Gimier del cementerio de Es Castell fue del Ayuntamiento, aunque ha defendido su retirada teniendo en cuenta que la placa de la escultura tenía «una serie de expresiones» que van en contra de la ley de Memoria Democrática.
Asimismo, ha recordado que Gimier fue alcalde de Es Castell durante la dictadura de Primo de Rivera y ha subrayado que «dudosamente fue asesinado por motivos políticos, más bien por rencillas personales». «El Ayuntamiento de Es Castell tiene absoluta libertad para reconocer la memoria de este señor, pero si quiere instalar un nuevo monolito tiene que cumplir con la ley de Memoria Democrática», ha manifestado.
Yllanes ha respondido de esta manera al diputado del PP Juan Manuel Lafuente, quien ha acusado al Govern de hacer «un uso partidario, partidista y sectario de la historia». «De acuerdo con la ley, este señor tiene la condición de víctima y, por tanto, tiene usted el deber y la obligación de velar por su reconocimiento y memoria», ha dicho.
Lafuente ha remarcado que su formación «reconoce a todas las víctimas inocentes de la Guerra civil y del franquismo con independencia de su ideología y de su religión». «Este señor fue sacado de su casa la madrugada del 16 de noviembre de 1936 por militantes del partido comunista local y fue llevado al cementerio de Es Castell donde apareció con su cráneo aplastado y con heridas de bala», ha explicado.
El diputado 'popular' ha añadido que «su gran delito era ser alcalde de Es Castell, vicepresidente de Ateneo y católico». Asimismo, Lafuente ha asegurado que «las inscripciones de la placa ni se podían leer actualmente»
«La ley dice que se debe honrar la memoria histórica de las víctimas y este señor tiene tanto derecho como cualquiera», ha concluido.
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En la antigua Roma los peores emperadores intentaban eliminar la memoria de sus antecesores y de otras personas quitando sus estatuas, placas, inscripciones murales, etc. Era la llamada “damnatio memoriae”, una práctica rencorosa y destructiva que ha quedado como un detalle negativo de la historia de Roma en contraste con sus grandes aportaciones a la civilización. Se ve que ahora la progresía ultra izquierdista, siempre tan original, resucita de la antigüedad esa vieja locura. Es patética la sectaria manía iconoclasta de la izquierda de querer borrar una parte de la historia porque no pueden cambiarla y aunque intenten tergiversarla para reescribirla a su gusto no pueden alterar los hechos a posteriori. Y en la fase final de la república esa misma izquierda se cargó cualquier resquicio de democracia que pudiera quedar instaurando el terror de los "paseos" y las checas, asesinando al portavoz de la oposición parlamentaria Calvo Sotelo y persiguiendo a los disidentes por sus ideas.
Es lo que cabía esperar de un podemita sectario como Yllanes, que al final comparte ideología comunista con quienes secuestraron, maltrataron y asesinaron a la víctima. Comunistas, socialistas y miembros del Frente Popular asesinaron a cientos de menorquines en 1936, Comunistas y socialistas quieren borrar ahora la memoria de los menorquines que fueron víctimas de sus correligionarios. Nunca lo consentiremos.
Este impresentable de yllanes, mejor estaría calladito y respetando a quienes fueron asesinados por motivos personales y no políticos. Esa víctima no tiene nada que ver con la memoria histórica. Se valieron del caos de los primeros meses de la guerra para consumar una venganza personal contra el ex alcalde.