Cartel informativo en la Plaça Jamma de Ciutadella sobre las conductas en el espacio público que deben evitarse | Gemma Andreu

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El Ayuntamiento de Ciutadella y el Fons Menorquí de Cooperació han decidido dar continuidad al proyecto piloto de intervención intercultural y de cohesión social iniciado para mejorar la convivencia ciudadana de la zona de Dalt sa Quintana.

El proyecto, impulsado y financiado por el Fons (después de que la asociación de vecinos de la zona presentara una solicitud a una convocatoria abierta de la entidad), con una aportación de algo más de 8.600 euros, y bajo el amparo del Consistorio, acaba a finales de este ejercicio.

No obstante, en una reunión mantenida esta semana entre el Ayuntamiento, la entidad y el Grupo de Educadores de Calle y Trabajo con menores (GREC), se constató que la intervención, con unos primeros resultados positivos, todavía no se puede dar por finalizada, de ahí que se dará continuidad a las distintas acciones emprendidas.

La intervención iniciada «abre la posibilidad de profundizar en un proceso de acción intercultural y de cohesión social en todo el municipio», indican. Falta todavía concretar cómo se aborda la segunda parte del proyecto. A finales de enero las partes implicadas volverán a reunirse para perfilarlo.

Hay que recordar que el conflicto existe desde hace más de una década, cambiando de lugar y de actores. El barrio de Dalt sa Quintana lo ha padecido en última instancia después de que grupos de personas ocasionaran molestias durante y después de la práctica deportiva en la Plaça Jamma.

Diferencias culturales

El proyecto parte del hecho de que estos conflictos son consecuencia de las diferencias interculturales y de la diversidad de valores y maneras de entender la vida de los distintos grupos que habitan en Ciutadella. De ahí que se haya abordado «desde una intervención socioeducativa comunitaria y que permita mejorar la cohesión social», apuntan.

El Ayuntamiento procedió a dar respuesta a las molestias y quejas de los vecinos de la Plaça Jamma disponiendo de un espacio alternativo en el polígono. Su adecuación aún no está concluida, aunque los colectivos ya lo utilizan. En paralelo, una educadora de calle ha estado trabajando el proceso socioeducativo incidiendo en normas de comportamiento, valores y formas de percibir la realidad para «favorecer la igualdad de oportunidades y la inclusión», indican. Buscan que «la diversidad cultural deje de ser un conflicto para convertirse en riqueza». También se han llevado a cabo talleres de aprendizaje de la lengua autóctona o apoyo educativo a menores.

Tanto el Ayuntamiento como el Fons valoran positivamente el proyecto al iniciarse un proceso de acercamiento y aprendizaje comunitario, aunque «este proceso se encuentra aún en una fase incipiente como para presentar un resultado definitivo», coinciden en apuntar.