La finalización de las obras y definitiva puesta en marcha del Convent de Sant Diego de Alaior se resiste. La restauración de las pinturas murales del inmueble ha quedado desierta y, por tanto, la Agencia de Estrategia Turística de Balears (Aetib) deberá volver a licitar esta actuación, lo que retrasa la conclusión del proyecto de este conjunto religioso.
El Govern aprobó en mayo el expediente de contratación con el objetivo de ejecutar por un lado, la restauración de las grisallas y, por otro, redistribuir espacios para la implantación del centro de gastronomía. Lo licitó en dos lotes separados y el relacionado con la restauración de las pinturas no se ha podido adjudicar. Hubo una empresa que presentó oferta, pero lo hizo fuera de plazo y por tanto, fue excluida automáticamente. La Agencia de Estrategia Turística de Balears ya ha ordenado el inicio de un nuevo procedimiento. Y lo hará con el mismo objeto y funciones, así como el mismo presupuesto que el pliego que se ha declarado desierto. El otro lote sigue en proceso de licitación.
Estas actuaciones están financiadas a través del fondo del impuesto de turismo sostenible de 2016 y alcanzan los 839.693 euros (con impuestos). La parte del proyecto que se ha quedado desierta suma 328.368 euros. El Govern solicitó licencia para ejecutar estas obras a mediados de 2017 y la tramitación se alargó hasta enero de este ejercicio cuando obtuvo el permiso. Y ahora, nuevo revés para el proyecto.
El informe para la intervención en las grisallas recuerda que en una primera intervención realizada en 2014 se desarrollaron unos primeros trabajos de retirada de algunas pinturas de la pared y se depositaron provisionalmente en el Museu de Menorca. Pero, debido a problemas de presupuesto únicamente se desarrolló una parte de la fase de restauración. Las pinturas se almacenaron. Ahora hay que restaurarlas y ubicarlas de nuevo en su emplazamiento original.
1 comentario
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Ya que no pueden restaurar las grisallas, podrían destinar los fondos a recuperar el precioso embaldosado original del patio, eliminando el basto y atroz empedrado piscinero porcelanosa que alguna persona de pésimo gusto decidió poner.