Imagen de uno de los restaurantes, con todas las mesas vacías, ayer a mediodía. | J. G. V.

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«Normalmente a esta hora [a mediodía] tengo 60 mesas llenas, y ahora solo tengo tres que toman refrescos, nadie quiere comer al lado de una playa contaminada», comenta Lorenzo Álvarez, propietario del restaurante Cala Blanca, situado a pie de playa, y que es uno de los máximos afectados por la prohibición al baño de la cala por contaminación fecal.

No es el único afectado. Un local de bebidas, también situado a pie de playa, directamente ha cerrado las puertas a la espera de que el lunes reabra la playa, mientras que el concesionario de las hamacas y los velomares también ha cogido vacaciones forzosas. «Hemos tenido que dar libre a los trabajadores», comenta Inmaculada Juan, quien además de encargarse de la concesión de los servicios de playa y del local de bebidas, también regenta el Restaurante Sa Cova, situado en el margen derecho de la playa.

«Serán cuatro días perdidos, con pérdidas muy cuantiosas, mientras que tenemos que seguir pagando los 13 trabajadores que tenemos, y todos los impuestos; no nos van a devolver parte de lo que pagamos, ni tampoco a indemnizarnos, ni recuperar parte lo pagado por la concesión», se lamenta Juan. Y lo confirma Álvarez: «Las pérdidas son tremendas», afirma el restaurador, que tiene 18 empleados contratados, que «también tienen que comer».

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La playa está cerrada desde las 10 horas del viernes, y está previsto que se mantenga la prohición al baño hasta el lunes, cuando estarán los resultados de otra analítica.

Constatadas las pérdidas del fin de semana, ahora el principal temor de los empresarios afectados es que los análisis sigan dando positivo, y se mantenga cerrada la playa más allá del lunes. «Sería la ruina», afirma Álvarez, que hace 19 años que regenta el restaurante.

Los restauradores también critican al Ayuntamiento, por «no hacer nada; tiene que actuar ya», reclaman. De hecho, todavía no se ha dado con el foco de contaminación. Se descarta que haya sido un vertido procedente de la estación de bombeo municipal y también, tras las inspecciones del viernes, que pueda proceder de alguno de los establecimientos cercanos a la playa.