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Reflexivo, con gran carácter histórico y de mimo a las tradiciones menorquinas. Cargado de alusiones a elementos etnológicos que tanto definen el paisaje isleño. Y con una buena dosis de reivindicación. Así fue el segundo y último discurso institucional de este mandato que pronunció la presidenta del Consell, Susana Mora. No se olvidó de la Reserva de Biosfera, ni tampoco de la necesidad de avanzar hacia las energías renovables. Y con ello, un guiño contundente a la responsabilidad para que el apagón sufrido a finales de octubre no se repita. Hizo alusión al transporte aéreo y del Régimen Especial de Balears y reflexionó sobre política y prosperidad con una serie de máximas a alcanzar, algunas, quizás, utópicas.

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No hizo referencias a proyectos logrados durante el mandato insular, con la excepción del logro del descuento del 75 por ciento. Tampoco se refirió a iniciativas concretas y con fecha de ejecución. Su discurso fue más etéreo en este sentido sobre el anhelo hacia donde debe avanzar Menorca. Plagó de adjetivos en positivo a la sociedad que es, entre otros, madura, con empuje, con unos ciudadanos que saben vivir y convivir.

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