Imagen de archivo de una mujer en una terraza de Menorca, un día soleado. | R. L.

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El cambio climático ya es una realidad. Sus efectos ya se notan en Menorca, incluso más que en otros lugares del mundo. De hecho, la temperatura media en la Isla en los últimos 45 años ha aumentado en 1,64 grados, el doble que la media mundial, debido al cambio climático, producido por el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero.

Así lo atestigua un nuevo estudio publicado por el Observatorio Socioambiental de Menorca (Obsam), titulado «Cambio climático en Menorca. Efectos en la biodiversidad», que expone los resultados del proyecto Bioclima Menorca, desarrollado por el Obsam gracias a la financiación de la Fundación Biodiversidad, y cuyo objetivo es analizar la incidencia del cambio climático en la Isla.

El estudio se centra en, por un lado, analizar cómo ha afectado el calentamiento en Menorca, en cuanto a temperaturas, precipitaciones, subida del nivel del mar..., y, por el otro, estudia cómo incide en la biodiversidad de la Isla y por último también pronostica qué puede suceder en un futuro.

Sobre el calentamiento destaca que entre 1971 y 2016 la temperatura media ha aumentado a una velocidad de 0,34 grados cada década, hasta alcanzar los 1,64 grados, «lo que duplica el calentamiento medio en todo el planeta», que se sitúa en 0,18 grados cada diez años. En este sentido, destaca que el aumento se aprecia sobre todo en las temperaturas máximas, que han aumentado a 0,41 grados cada década, mientras que las mínimas han subido al orden de 0,27 grados cada dos lustros.

Y según las proyecciones que manejan las temperaturas irán en aumento en los próximos años. De hecho, se prevé como «peor escenario» en cuanto aumento de la concentración de los gases de efecto invernadero, que en 2100 la temperatura media pueda aumentar hasta siete grados. En invierno la subida sería de cuatro grados, «el doble que en la actualidad». En Menorca hay una temperatura media anual de 16,7 grados. De cumplirse estos pronósticos, esta se elevaría a los 23,7 grados.

Se trata de aumentos medios, pero el estudio expone que «el calentamiento es más notable» en octubre y en los meses de primavera (abril, mayo y junio), que «son los que tienen, conjuntamente, un mayor peso en el calentamiento total anual», lo que supone «un avance del verano hacia la primavera». Todo ello puede generar (además de afectar a la flora y a la fauna de la Isla) un serio problema en las reservas de agua de la Isla de cara el futuro. Y es que el aumento de las temperaturas medias anuales y concretamente el calentamiento en los meses de primavera implica «un incremento de la evapotranspiración», es decir que la vegetación debido a las altas temperaturas requiere más consumo de agua, lo que podría acabar con un «adelanto del déficit hídrico estival».

En cuanto a precipitaciones, el estudio determina que no ha habido cambios sustanciales, más allá que si antes el mes más lluvioso era octubre, ahora es noviembre. Sin embargo de cara al futuro alerta que en 2040 las lluvias podrían bajar un 10 por ciento y en 2100 podrían ser un 20 por ciento menos cuantiosas que en la actualidad.

Otra cambio detectado por el calentamiento global es la subida del nivel del mar. En los últimos 40 años se ha elevado 8 centímetros. De ellos, 6 centímetros, han sido en los últimos 25 años, a una razón anual de 2,46 milímetros (metros cúbicos). Las previsiones es que para 2100 pueda subir entre 50 y 80 centímetros, lo que afectaría «a algunos ecosistemas como las playas y dunas o las zonas húmedas costeras como la Albufera des Grau».