Dos viajeros observan un panel con la gran mayoría de vuelos retrasados, ayer en Maó. | Gemma Andreu

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La huelga de los controladores aéreos franceses se ha vuelto a notar en el tráfico aéreo menorquín este fin de semana y ya van tres consecutivos en que las cancelaciones y los retrasos, algunos de hasta tres horas, se adueñan de los paneles informativos de la terminal menorquina. Según datos oficiales de Aena, el ente gestor de los aeropuertos españoles, en Menorca el balance del sábado y el domingo ha sido de nueve vuelos cancelados, la mayoría con destino u origen en países europeos y a causa de los problemas para cruzar el espacio aéreo del país galo.

Más allá de las cancelaciones, que son pocas en comparación con las registradas en el conjunto de Balears, un total de 132, los pasajeros del Aeropuerto de Menorca han notado el caos aéreo que se está viviendo en el continente europeo sobre todo en la falta de puntualidad de los vuelos. Una gran cantidad de aviones llegaron y partieron con retrasos habituales de más de una hora y hubo especial afectación en los vuelos de conexión con aeropuertos italianos.

En los vestíbulos de llegadas y salidas del aeropuerto se registraban ayer, el día en que más se notó el caos con seis vuelos cancelados y multitud de retrasos –según la última información actualizada de Aena–, escenas de inquietud, indignación y también resignación ante una situación que, además, parece que acompañará la temporada estival aeronáutica.

Esta semana compañías como Vueling y Ryanair, así como el sector de las agencias de viaje y el propio Govern, han mostrado su preocupación por la situación que se está viviendo y que amenaza con agravarse a medida que llega la temporada alta. No en vano, a las huelgas que los controladores franceses, principalmente los del Aeropuerto de Marsella, están protagonizando desde la Semana Santa, se pueden sumar los operarios del Centro de Control de Barcelona, que han lanzado un ultimátum a Enaire, la empresa pública dependiente del Ministerio de Fomento, para que atienda a sus reivindicaciones de aumentar el número de empleados y reorganizar los turnos de trabajo. Si no hay respuesta, amenazan con huelgas en julio y agosto.