Los votos son los mismos. La clave reside en la fórmula elegida para convertirlos en escaños

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Ninguna es perfecta, pero entre las fórmulas distributivas unas reparten la asignación de escaños con bastante más proporcionalidad que otros. La conocida Ley d'Hondt es el sistema que aplican más países europeos, facilita el bipartidismo, es defendido como tradicional garantía de estabilidad, y está siendo cuestionada por Podemos y Ciudadanos, las formaciones que han llegado para romper ese arquetipo.

La formación morada ha propuesto el cambio en la ley electoral y optar por la variante Sainte-Laguë, que ofrece un resultado más proporcional entre escaños y votos. La Ley d'Hondt divide los sufragios de cada candidatura sucesivamente por 1,2,3,4... hasta cubrir el número total de escaños.

La variante Sainte-Laguë introduce una modificación al sustituir los divisores por la serie de números impares, 1,3,5,7 y así sucesivamente. Al incrementar el número de divisores, aumenta también la diferencia entre cocientes y así los partidos mayores ven relativamente disminuida su ventaja, ya que el costo de cada escaño es para ellos progresivamente mayor. Es el sistema que a mediados del siglo pasado implantaron los países escandinavos y ha quedado superado por otros más proporcionales, pero en España, donde se ha propuesto pensando en las elecciones generales, supondría introducir una notable corrección en el mapa de la representación política.

Menorca

A modo de simulación, con los resultados de las últimas elecciones al Consell de Menorca, el reparto habría sido exactamente el mismo con la fórmula d'Hondt que con la Sainte-Laguë. Si se busca una representación más proporcional a los votos recibidos, lo que habría de modificarse es la barrera electoral mínima para entrar en el reparto y que ahora mismo, para el Parlament y los Consells, está en el cinco por ciento.

El PSM, y Més per Menorca ahora, siempre ha defendido bajar ese umbral al 3 por ciento. La combinación de ambos cambios, la fórmula y la barrera, introduciría dos partidos más en el Consell, aunque la relación de mayoría y minoría no se altera.

Se lograría un mayor ajuste entre el porcentaje de sufragios obtenido y el porcentaje de representación. Con la ley d'Hondt, la candidatura más votada resulta bonificada con una desviación de casi siete puntos entre porcentaje de votos y porcentaje de representación. Con la variante Sainte-Laguë, la desviación es contraria, aunque solo de un punto. Los grandes beneficiados son las últimas listas, aunque su premio real es llegar gracias al tres por ciento de barrera.