El campo menorquín gana terreno pese a la crisis gracias a diversas transformaciones

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La crisis económica ha provocado un cambio de tendencia en el uso del suelo de Menorca. Después de años de pérdida de peso del terreno agrícola, empujado principalmente por la expansión del suelo urbano y de la red viaria, del año 2007 al 2015, en plena crisis, el campo menorquín recuperó espacio a razón de 23,5 hectáreas al año hasta crecer el equivalente a cerca de 200 campos de fútbol en ocho años.

Es una de las realidades que revela el estudio comparativo del uso del suelo publicado este lunes por el Observatori Socioambiental de Menorca (Obsam), que busca analizar las grandes tendencias y donde se apunta a tres motivos principales para esa recuperación de terreno de uso agrícola. Por orden de importancia: el freno a la pérdida de cultivos extensivos, el gran incremento de los nuevos regadíos y los efectos de la reforma de edificaciones agrarias y su entorno.

Los usos agrarios –entendidos en un sentido amplio que incluye cultivos, zonas de pastoreo, edificaciones agrícolas e incluso los embalses para el regadío– crecen como resultado de diversas transformaciones del sector. Desde el Obsam apuntan algunas: la recuperación de campos abandonados, la implantación de regadíos y la reforma, modernización y ampliación de edificaciones agrarias.

Todo ello, concluye el estudio, «hace pensar en una incipiente revaloralización del medio rural insular, aunque no necesariamente con finalidades agrarias», advierte, en alusión a la incursión del sector turístico en el campo insular. En cualquier caso, este crecimiento afianza la preponderancia del suelo de uso agrario en Menorca. Representa el 43 por ciento del total, seguido por el terreno de usos naturales, conformado por bosques, espacios de vegetación, zonas rocosas, etc., con un 40 por ciento.

Menos bosques

El estudio, realizado a través de la comparación de fotografías aéreas de los años 2002, 2007 y 2015 y completado con trabajo de campo, refleja como gran tendencia de más largo plazo, entre 2002 y 2015, la pérdida de terreno natural –principalmente de cobertura boscosa–, que acumula una disminución de 361 hectáreas en 13 años, lo que representa, según destaca el estudio, perder cada año el equivalente a la superficie del núcleo urbano de Es Migjorn.

El crecimiento del terreno agrario entre 2007 y 2015 va en parte en detrimento de la extensión de terrenos naturales, pero también ha provocado una disminución de la superficie del llamado uso marginal o abandonado, sobre todo por la recuperación de terrenos de cultivo y pastoreo abandonados.