Rosa Carreras Villalonga

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Rosa Carreras Villalonga, na Rosita des Teatro, falleció este martes en Maó a los 87 años. Una pérdida que ha dejado un gran vacío, especialmente en la familia del Teatre Principal.

Rosita llevaba unos días ingresada en el hospital, a donde llegó desde su domicilio, situado justo en frente del teatro que la vio crecer. Y es que la historia de la sala de Maó no se entiende sin la figura de Rosa Carreras, quien llegó allí gracias a que sus padres entraron como conserjes del antiguo teatro siendo ella muy pequeña. Allí realizó distintas tareas desde niña, quitando sillas para los bailes o barriendo la sala.

Al morir sus padres, y tras ejercer su hermano Gabriel de conserje, Rosita desempeñó esa función, la de taquillera y la de limpieza, e hizo muchas tareas de mantenimiento. Quienes la conocían admiten que eso forjó en ella un carácter duro, aunque no por ello fue menos querida. Pasó toda su vida en el teatro, hasta la jubilación, pero nunca se alejó de él. De hecho, siempre tuvo allí una silla reservada y no se perdió apenas ningún espectáculo. En 2014 recibió del Ayuntamiento la Sirenita Mô y vivió sus últimos años justo en frente del teatro, desde donde Talía, la escultura que posa en el exterior, la saludaba a diario y desde este martes ya la echa de menos.