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No es una moda, el francés viene, compra y trae a los amigos. Así definen los agentes inmobiliarios la sensación que está registrando el mercado en los tres últimos años en los que no solo se ha cuadruplicado el turismo del país vecino sino que algunos han elegido Menorca como destino de sus inversiones. Entre abril y el 30 de septiembre han venido 64.227 turistas franceses. El último año se han realizado al menos veinte compraventas de fincas rústicas con ciudadanos de ese país. Algunas agencias inmobiliarias menorquinas declaran que ahora mismo los franceses son sus primeros clientes extranjeros.

«Son compradores de poder adquisitivo medio-alto, la compra más común son viviendas como segunda residencia, pero hay varios casos de fincas rurales, compran sin financiación», comenta Enrique Marí, notario de Maó. Se confirma un cambio de tendencia en el perfil del inversor, la mayoría compra una propiedad en la que pasar largas temporadas, pero otros se lo plantean como alternativa de vida a medio o largo plazo. Una operación muy común es la adquisición de casas en el casco urbano para ser rehabilitadas, «en general, prefieren un chalé con un poco de terreno o la ciudad y disfrutar de la actividad urbana y cultural, se integran», explica Isabel Petrus, de Casas en Menorca, que tiene en su plantilla dos comerciales francesas.

Vistas al mar

Mónica Pons, de la agencia Pons Morales, señala que en el último año ha gestionado la compra de de diez fincas rústicas por ciudadanos franceses, «las fincas con vistas al mar, aunque no esté cercano, son las preferidas», precisa. La más pequeña de esa decena de operaciones corresponde a una propiedad de 60 hectáreas y ubicada en el interior, que se ha traspasado por 900.000 euros. La más cara se ha vendido por casi ocho millones de euros.

«Es evidente que estamos en un mercado en cambio en todos los sentidos, ahora hay más equilibrio entre vendedor y comprador», agrega. Confirma que en los últimos cinco años las ventas más importantes las ha realizado con franceses y reconoce la positiva influencia que ha tenido para esta nueva tendencia iversora en Menorca la entrada del grupo Relais&Châteaux.

De dónde proviene esa inyección inversora francesa. Un consultor económico interpreta que si compran sin financiación bancaria en la mayoría de los casos e invierten importantes sumas en propiedades menorquinas se trata posiblemente de los beneficios de algunos paquetes accionariales.

Dinamismo

Entre la veintena de fincas que han cambiado de propiedad, algunas mantienen la actividad agrícola-ganadera a cargo de los payeses que encontraron. En otros casos, son fincas sin actividad sobre las que se proyecta otro uso, fundamentalmente turístico, «lo que deriva en la puesta en marcha de la cadena de trabajo de empresas relacionadas con la constsrucción, es un dinamismo que debe valorarse y no encontrar obstáculos en la Administración», advierte una agente.

Tres de las fincas vendidas a los nuevos inversores franceses no estaban a la venta, fue el interés de los compradores lo que obligó a persuadir primero a los propietarios y gestionar su venta, «se han ido a buscar», reconoce Mónica Pons como ejemplo de una presión compradora desconocida desde hace tiempo.