Aún no ha cumplido los 17 años pero tiene claro su objetivo: sumergirse en los estudios, «labrarme un futuro» y no comprometerse demasiado pronto, como les sucede a algunas chicas a su alrededor, con una pareja o la maternidad temprana. Y es que Mayela Calero vive ahora en un lugar muy diferente de su Maó natal. De padre costarricense y madre menorquina, nació y vivió en la Isla hasta que, cuando tenía 13 años, se trasladó con su familia a Upala, en la provincia de Alajuela (Costa Rica), muy cerca de la frontera con Nicaragua.
El país centroamericano es un importante destino turístico por una naturaleza bella y exhuberante que, por otra parte, también conlleva la proliferación de insectos transmisores de algunas enfermedades. La lucha por erradicar esos vectores es el campo en el que la joven estudiante ha destacado, ganando la medalla de bronce en la olimpiada de proyectos sostenibles de Houston, en la que participaron más de 1.500 estudiantes.
¿Cómo tuvo la oportunidad de exponer su proyecto en EEUU?
— El Colegio Técnico Profesional de Upala, en el que estoy, lleva diez años participando y el profesor me conoce desde que llegué aquí; me ofreció la posibilidad de unirme a otra compañera y crear un proyecto. Éramos en total ocho estudiantes, cuatro fuimos a Houston, a la olimpiada mundial de proyectos sostenibles en energía, ingeniería y medio ambiente, y otros cuatro han vuelto con una mención honorífica de Holanda, de otra competición internacional que se llama Inespo.
Presentó un proyecto para combatir una chinche que transmite el mal de chagas ¿que tipo de insecto es?
— La chinche besucona es un insecto muy pequeño, un bichito que parece uno más y que mucha gente no sabe que puede incluso provocarte la muerte, con la enfermedad de chagas. No la transmite con la picadura sino a través de sus heces. Te pica y la reacción común es tocarse y rascarse, de ese modo se esparcen las heces y entran en el torrente sanguíneo. Te puede dar fiebre y ya, en un par de meses se te quita, o puede afectar a tu sistema inmunológico y a órganos vitales y llegar a la muerte. Aquí en Costa Rica en los años 80 se dieron dos casos y se trataron con un desparasitante, porque el chagas en realidad es un parásito que transmite la chinche. Los dos tardaron casi un año en curarse y no se recuperaron del todo.
Y su proyecto ganador era un insecticida biológico.
— Nos dimos cuenta de que el líquido de una planta que abunda en América y que se vende como ornamental, mata la chinche, es su enemigo natural. De momento se ha quedado en un trabajo del colegio, porque es muy difícil aquí contactar con alguien que pueda comercializarlo. Esta es una zona apartada y de escasos recursos, pero aquí se ha dado a conocer y hay gente que lo está utilizando. Aquí encontrar chinches, con tanta naturaleza, es muy común.
¿Trabaja en algún otro proyecto para presentarse a futuras olimpiadas?
— Todo el mundo ha oído hablar del problema del virus del zika. Mi idea es como hacer una extensión de lo que usé para la chinche y crear otro insecticida para matar la larva del mosquito transmisor, el Aedes aegipty, que también dio muchos problemas con el dengue. Le tengo mucha fe a este proyecto, el zika es ya un problema mundial y la ventaja que tienen estos compuestos naturales, si logro hacerlo, es que el insecto no puede desarrollar una inmunidad contra él por mucho tiempo que pase. Estoy trabajando desde ya, contactando con hospitales y laboratorios aquí en Costa Rica para hacer pruebas.
¿De qué planta se trata?
— Aquí se conoce como planta Lotería, es fácil de diferenciar, hojas grandes, verde pero con manchas blancas en el centro; si le haces un corte la savia, al contacto con la piel da un pequeño sarpullido y no huele bien.
En algunos países sudamericanos matan las larvas del mosquito con fumigaciones.
— Sí, también se puede pero hay que pararse a pensar. Son productos químicos, perjudican el medio ambiente, son tóxicos y a la larga se desarrollan inmunidades. Si se desarrolla un insecticida con un extracto natural, con el enemigo natural del mosquito solo perjudicamos al insecto, no al entorno ni al humano. Si este proyecto califica lo presentaremos en Holanda y confío en que llegue lejos. Somos invitados directos a estas olimpiadas porque mi colegio hace años que participa.
¿En Costa Rica está siendo un problema grave el zika?
— No tanto como en otros países como Brasil, ha habido algunos casos. Se está actuando para prevenirlo, se aprendió de una plaga anterior que hubo de dengue.
Está totalmente concentrada en sus estudios, ¿ha sido su manera de adaptarse al cambio, a una nueva vida tras dejar Menorca?
— Llegué aquí con un poco de miedo, no sabía qué me iba a encontrar, no había estado nunca. Esto es muy diferente de Maó. Vivo en una zona rural extensa, pero el pueblo es pequeño aunque hay muchos otros pueblos alrededor. Allí en Menorca dejé amigas a las que tenía mucho cariño. He conocido aquí otra gente, pero aún me siento menorquina. Si me preguntan yo soy de Maó, de España.
¿Es muy distinta la vida?
— Aquí donde estoy sí, es pueblo, pueblo, con muy pocas tiendas, un parque es todo lo que hay para los jóvenes. Los amigos viven en los pueblos de alrededor, es difícil encontrarse con ellos. La gente de aquí no es que sea pobre pero cuesta mucho tener dinero, son humildes. Aunque es muy bonito y turístico por la naturaleza. Abunda el paisaje verde y los árboles. Si yo salgo ahora de casa, al otro lado de la calle hay un río y árboles, y en los árboles vive una manada de monos..., hay muchos tipos de pájaros y es común por ejemplo encontrarse arañas de este tamaño -y hace un círculo con las manos del tamaño de una pelota de tenis-, hay muchísima naturaleza y animales, menos mal que to no les tengo miedo.
¿De dónde llega el turismo?
— De todo el mundo, gente europea, de Estados Unidos, canadienses y de otros países sudamericanos. Costa Rica es una potencia turística.
Pero le atrae más el mundo de la salud.
— Sí, siempre me gustó. Estoy pensando estudiar biotecnología en un pueblo próximo, San Carlos, o tal vez medicina en la Universidad de San José. Tengo oportunidades, después de estas olimpiadas, hay opciones de obtener becas. Aquí hay universidades públicas y privadas, pero comparadas con Europa son más baratas, y la Universidad de Costa Rica es reconocida en medicina.
¿No echa de menos el ocio o estar con las amigas que dejó?
— Echo de menos de Menorca a mis abuelos, mi primita de casi 5 años y mis tíos. ¡Y me muero de ganas por ir a las fiestas de Maó! Pero precisamente por eso me esfuerzo y me sumerjo en los estudios para montarme un buen futuro. No sé dónde voy a acabar pero quiero tener la estabilidad económica que me permita ir de vacaciones a España o a cualquier sitio. Mi deber ahora es estudiar para luego tener tranquilidad.
Es muy madura para su edad.
— Sí, me lo dicen mucho, mis amigas son mayores que yo. Siempre he sido así, no me preocupan mucho cosas como «me ha dejado el novio» o «no tengo maquillaje», me he dado cuenta aquí en Upala de mi personalidad. En primero de Bachillerato yo tengo compañeras, incluso de cursos anteriores, que ya viven con su pareja o están embarazadas o han tenido hijos. Es común aquí que las familias, sobre todo las más pobres, busquen con quien casar a las hijas para que las mantengan. Yo no quiero eso, habrá tiempo de sobra para esas cosas. Doy gracias por tener suerte y poder concentrarme en los estudios, quiero ser independiente.
¿Cómo pasa el tiempo cuando no estudia?
— Escucho música, hago deporte, salgo a pasear o a jugar con mi perrita. La verdad es que estudio como loca, he estado trabajando últimamente de lunes a domingo. De lunes a viernes en el colegio, salgo todos los días a las cinco, y los sábados hago un proyecto comunal, que es un servicio a la comunidad que también nos exigen en el colegio.
¿De qué trata ese proyecto?
— Básicamente nos piden que hagamos cualquier servicio a la comunidad, hay gente que está trabajando en la Cruz Roja, otros en los bomberos, en asilos de ancianos..., se puede hacer individual o en grupo. Nosotros estamos ayudando a reconstruir un área del colegio, que a nivel académico es muy bueno pero en cuanto a su estructura se está cayendo a pedazos. Esta es una zona de pocos recursos y el centro tiene más de 40 años. Muchos jóvenes se meten en drogas o delincuencia y este tipo de proyectos ayuda a sacar a los chicos de la calle.
1 comentario
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Muy interesante, Felicidades.