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Hubo lágrimas inevitables y abrazos emocionados con sus padres y hermano. Casi un millar de personas expresó este sábado su dolor y su recuerdo directamente durante los más de 45 minutos que duró el orden del pésame. El tiempo desapacible no desanimó a la multitud de amigos que Raúl Olives ha dejado de forma trágica y repentina, la plaza de Sant Climent vivió un atardecer cargado de sentimientos hacia uno de sus hijos, un muchacho de 22 años, querido y, desde esta semana, añorado.

Tres paneles con tres grandes fotografías acogieron a sus pies flores y velas depositadas por amigos y compañeros, que se contaban por decenas. En el centro de la plaza, ramos de flores y las rosas -rojas, blancas y amarillas- más tiernas de la primavera dejaron testimonio del cariño que sembró Raúl en la pequeña comunidad de Sant Climent.

«Ha sido un regalo haberte conocido, has sido un buen amigo», le dijeron en breves palabras, antes de que la emoción impidiera seguir. Los escoltes también le recordaron como un chico rebelde, de sonrisa inolvidable, que encontraba su mejor estado con la guitarra en la mano. Le cantaron con voces dulces y juveniles su himno del adiós y luego se sumaron más guitarras y más voces para cantar juntos la «Balada d'en Lucas», su canción favorita, y otros temas del cancionero popular menorquín.

La velada de recuerdo discurrió con serenidad y un sincero sentido de solidaridad con la familia.