A través de un comunicado, aseguran que «no entendemos ni queremos entender esta marcha atrás en el servicio que prestamos a los ciudadanos, que se pueda llegar a perder la proximidad de tener las cartas en casa sin desplazamientos, sin perder el derecho a la privacidad y a poder disfrutar de lo mismo que el resto de los ciudadanos del Estado». No obstante, añaden que «nosotros también somos víctimas de estas actitudes mercantilistas y arbitrarias por parte de Correos, claramente perjudiciales para los vecinos y también para los empleados, que vemos como aumentan las cargas de reparto y las pérdidas de puestos de trabajo, a pesar de haber tenido beneficios como empresa». Los carteros consideran que «toda esta situación se enmarca dentro de un proceso de privatización, que comportaría la pérdida del reparto postal como servicio público universal y, por tanto, un derecho constitucional». Y sentencian: «hoy toca Correos, pero mañana será la enseñanza y la sanidad».
La decisión de Correos ha sido rechazada por el Ayuntamiento, que intentó recurrir, los propios vecinos y el sindicato CGT.
De hecho, los afectados se han movilizado para tratar de impedir quedarse sin reparto postal. Han recogido firmas y para el sábado han organizado una manifestación a las doce del mediodía en Es Born para protestar contra la decisión, que, además, les obliga a costear la instalación de buzones pluridomiciliarios en los accesos a las urbanizaciones.
El Ayuntamiento, por su parte, ha convocado una reunión el próximo lunes para tratar el asunto con los vecinos y con Correos, que aún no ha confirmado su asistencia.
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Es una autentica vergüenza