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La Dirección General de Salud Pública y Consumo, dependiente de la Conselleria de Salud, ha intensificado los controles de calidad que realiza habitualmente sobre los posibles riesgos durante la temporada estival, y entre otras actuaciones, ha llevado a cabo la inspección de un total de 461 piscinas en las islas (312 en Mallorca, 62 en Menorca y 87 en Ibiza y Formentera).

Tal y como ha precisado el departamento en un comunicado, el programa de inspecciones de piscinas consiste en controlar las condiciones higiénicas y sanitarias de las instalaciones, concretamente supervisar el programa de autocontrol y de revisión, que prevé el tipo de tratamiento, el control analítico del agua, la frecuencia y los parámetros indicadores, la infraestructura, el personal formado de mantenimiento y la presencia del personal socorrista con funciones de vigilancia, entre otros aspectos, como la información que se da a los usuarios y la comunicación de las incidencias.

En este sentido, Salud Pública también controla la calidad de las aguas de baño de las playas. Durante la temporada de este año, el periodo de control comprende desde el 19 de mayo hasta el 6 de octubre, y entre estas actuaciones se encuentra la recogida de muestras para la determinación analítica de enterococos intestinales y de 'escherichia coli', y la inspección visual de las aguas de baño para observar su transparencia y la presencia de medusas, residuos alquitranados, cristales, plásticos, caucho, maderas, materias flotantes, sustancias tensioactivas y restos orgánicos.

Asimismo, lleva a cabo la inspección visual de la arena para detectar la presencia de restos alquitranados, cristales, plásticos, caucho, maderas y restos orgánicos, y la observación de las condiciones meteorológicas: viento, estado del mar y lluvias. Los resultados de los controles se envían a los ayuntamientos correspondientes, que son los responsables de la gestión.

CALIDAD DE LAS AGUAS DE CONSUMO HUMANO

Del mismo modo, el programa de vigilancia de la calidad de las aguas de consumo humano consiste en controlar las instalaciones de captación, los depósitos y la red de distribución. Asimismo, se toman muestras para analizarlas y se hace un control documental sobre el mantenimiento. Los responsables finales de la calidad adecuada de las aguas son los ayuntamientos y los gestores de los servicios.

TRANSMISION DE LEGIONELLA

Finalmente, la Dirección General realiza controles documentales sobre el programa de mantenimiento de los que tienen que disponer los establecimientos, los registros y los resultados analíticos; asimismo, revisa las características de las instalaciones y la procedencia del agua, los tratamientos a que se somete, los depósitos, los acumuladores, los elementos terminales (difusores), las torres de refrigeración, las bañeras de hidromasaje, el riego por aspersión y cualquier otra instalación que presente agua en forma de aerosol, todo ello con los controles correspondientes de los desinfectantes y de la temperatura.