Se trata de un crecimiento moderado, pero significativo, teniendo en cuenta que recoge la actividad de los meses de enero, febrero y marzo, lejos de la Semana Santa y del inicio de temporada. De hecho, tal y como destaca el Govern, es la primera vez desde el advenimiento de la crisis que la Isla arranca un año con valores macroeconómicos positivos.
En el mismo trimestre de 2013 el VAB menorquín registró un crecimiento negativo del 0,3 por ciento. Desde entonces, la evolución por trimestres refleja crecimientos consecutivos del 0,4 por ciento, el 0,9 por ciento (en plena temporada), 0,6 por ciento y, el último, del 0,4 por ciento.
En la media balear
El incremento menorquín es calcado a la media balear y se sitúa entre el discreto auge registrado en Mallorca, del 0,1 por ciento, y el gran empuje de la economía pitusa, del 1,7 por ciento. En el conjunto de España, el crecimiento estimado del primer trimestre ha sido del 0,5 por ciento.
Aunque teóricamente insuficiente para permitir la creación de empleo, el cuarto crecimiento consecutivo a las puertas del inicio de la actividad turística hace ser optimistas sobre la evolución de la economía menorquina. Dependerá en buena parte de cómo se comporte una temporada turística que no ha arrancado como se esperaba.
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