El promotor del hotel tiene un acuerdo para poder actuar junto a la cala. | Josep Bagur Gomila

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Se acabó el anar a vega en Ses Fontanelles. Así lo asumen ya un grupo de usuarios habituales, que ha convocado para el próximo 5 de julio en la Plaça des Pins, después de Sant Joan, una «despedida» festiva de la tradición, que ya no pueden poner en práctica en este antiguo refugio de pescadores próximo a La Vall.

El derribo de las últimas construcciones que se utilizaban para anar a romandre y el acuerdo alcanzado entre el nuevo hotel de lujo de Can Faustino y la propiedad del acceso a Fontanelles para desarrollar diversas actividades exclusivas en la cala impiden dar continuidad a la tradición, que el Consell tampoco se ha preocupado de preservar.

«No hay nada nuestro, por lo que tampoco hay nada que reclamar», apunta Miquel Ametller, deseoso de no dar pie a ninguna «protesta exaltada. No la vamos a liar». Se trata tan solo de «decir adiós» a las salidas de fin de semana de grupos de amigos, que ocupaban casetas y cuevas naturales para disfrutar juntos de la compañía del mar, los embutidos, una botella de gin, una guitarra y el cancionero propio de la Isla.

«Nuestro objetivo -dice Joan León, otro de los promotores- es solo concienciar a la población, y eso lo conseguiremos más con una sentada pacífica y musical en Es Pins que protestando en Fontanelles o Turqueta». León, quien dice contar con el apoyo del Ayuntamiento, lamenta que el Consell «no haya movido ficha» y se haya limitado tan solo a constatar desde Patrimonio que los derribos de los últimos meses en la cala no afectaban a bienes catalogados.

«Está claro que desearíamos poder volver a Ses Fontanelles este próximo fin de semana de Cincogema, pero la realidad ahora mismo es bien diferente», afirma. Tanto que -como adelantó «Es Diari»- la propiedad de Can Faustino ya ha solicitado autorización a Costas para poder construir un restaurante de madera para sus huéspedes en la cala. Una premonición de 'Sa Balada d'en Lucas'. «Jo tenia una caseta vora el mar(...) Quan vingueren gent de fora, gent del nord, gent estranya que jugaven amb l'amor. Jo vaig perdre s'alegria i sa pau de cada dia i sa cala que era es meu món».