El gerente del hospital Mateu Orfila, Manuel Yebra, vincula la entrada del ratón que este verano accedió al ala quirúrgica «a la fumigación realizada en el exterior del edificio, una zona rural con gran superficie ajardinada».
Esta es la explicación que da en el informe sobre el incidente que redactó el 30 de septiembre, 20 días después de que los hechos trascendieran.
No obstante, la delegada de la empresa JCV, que entonces asumía las labores de desratización del edificio, concluye que el ratón llegó a un almacén contiguo al quirófano transportado en el interior de una caja que contenía material quirúrgico.
Aún cuando los partes de actuación rellenados por la propia empresa advertían del hallazgo de «un ratón en el quirófano», la delegada Antonia Gómez precisó ayer que el roedor «accedió tan solo a la zona quirúrgica, a donde tuvimos que entrar casi a diario durante dos semanas ataviados con la vestimenta verde propia de las operaciones».
De hecho, relata Gómez, en los días anteriores y posteriores al hallazgo del único ratón capturado -tal como confirman los partes entregados por la Conselleria- fue necesario llevar a cabo nuevas revisiones y actuaciones por el presunto avistamiento por parte del personal de otros ejemplares.
«Entrábamos a las estancias del área quirúrgica solo cuando nos dejaban. No podíamos actuar si estaban operando a alguien», remarca.
Las manifestaciones de la delegada de JCV en la Isla contravienen en este punto lo afirmado en su informe por el gerente, para quien el hallazgo del ratón fue «un hecho puntual y aislado. La rápida actuación impidió que se alterara la actividad quirúrgica programada».
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