María Tudurí. Desde hace seis años gestiona por su cuenta la finca Es Capell de Ferro y apuesta por la formación en el mundo agrario - Gemma Andreu

TW
0

La vida de los trabajadores en el campo deja poco tiempo para celebraciones. Quizá es por ello que el Día Internacional de la Mujer Rural pasó ayer un tanto desapercibido en Menorca. «Es un jornada cualquiera», explica María Tudurí, de la finca Es Capell de Ferro, una mujer que es un claro reflejo de que algo está cambiando en el mundo rural de la Isla. Trabaja en el campo desde hace 28 años y durante mucho tiempo compartió las labores de una finca con su marido, pero desde hace seis años decidieron dar un paso adelante y ahora ella gestiona otra por su cuenta. Doble trabajo en la familia. «Quería probar cosas nuevas y la experiencia está siendo muy buena», confiesa.

La incorporación de la juventud al mundo del campo es uno de los grandes obstáculos del sector para seguir creciendo.No obstante, hay ejemplos como el de Eulàlia Llorens Pons. De una familia con gran tradición rural, estudió para ser administrativa, pero la vocación acabó por poder más y ahora lleva con su marido la finca Santa Teresa de Ferreries. Confiesa que para dedicarse a esta profesión «te tiene que gustar porque es muy sacrificada».

La mujer en el campo siempre ha estado en un segundo plano, pero desde las nuevas generaciones, gente como Eulàlia ya avanza que cada vez las tareas son más compartidas. A ella le preocupan más otras cuestiones, como el futuro del sector. La crisis también y aprieta, y ella no augura un buen futuro «si no baja el precio de los piensos y sube el de la leche».

El mayor peso de las mujeres en las fincas lo confirman también trabajadoras con mucha más experiencia. Explica Nina Marquès, del «lloc» de Ciutadella S'Ullastrar, que las decisiones en lo que se refiere al trabajo se toman ahora de una manera más consensuada. Ella ama su trabajo y no cree que ahora sea menos duro que antes. «Siempre ha sido una profesión difícil... Desde tiempos inmemoriales», dice.

Por su parte, Lina Torrent de la finca Santa Creu, en Es Mercadal, considera que el papel de la mujer en el campo sigue siendo secundario, pero igualmente afirma que «una parte sin la otra no es nada. El hombre y la mujer somos complementarios». Cuando a su colega de profesión, Xisca Guardia, de d'Algendaret, se le pregunta cómo ha evolucionado el sector en los últimos tiempos se refiere al término «estrés rural». Y es que al igual que sus compañeras, dice que cuentan con la ventaja de que están menos atadas a los horarios, «pero en el campo siempre hay algo que hacer», concluye.