Feskekörka. Joana, a la entrada del mercado de pescado de Göteborg, más conocido como iglesia del pescado - B.C
El termómetro marca estos días en Sala (Suecia) unas temperaturas máximas de entre 19 y 20 grados y mínimas de nueve. Es verano, y cuando a Joana Villalonga Pons se le pregunta para esta entrevista qué es lo que añora de Menorca, la respuesta es predecible: el clima mediterráneo, las largas horas de luz, las frutas "dejadas madurar el tiempo que necesitan", los tomates sabrosos y la familia, no necesariamente en este orden, claro.
La naturaleza, los bosques, los lagos, el color verde del paisaje sueco, que invita a caminar, mitigan la nostalgia de esta joven matemática, acostumbrada a vivir lejos de casa desde que marchó a estudiar a Barcelona, pero que ahora se ha afincado en el gran Norte europeo, patria de los vikingos y de la 'república independiente de Ikea', pese a tener como forma de gobierno una Monarquía Parlamentaria.
De Barcelona a Sala ¿cuántas dudas le surgieron en el camino?
Me costó mucho decidirme, fue consecuencia de una serie de circunstancias. Yo vivía con mi pareja, Jordi Lluís Figueras, en Barcelona. Nos conocimos haciendo el Máster en Matemática Aplicada y Profesional en la Universitat de Barcelona. En mayo de 2011, después de leer su tesis, a él le ofrecieron un postdoctorado de dos años en la Universidad de Uppsala, en Suecia. Teníamos que seguir adelante con nuestra proyección profesional así que decidimos que se iría a Suecia y yo seguiría en Barcelona con mi trabajo, total, eran dos años.
¿Demasiado largos?
Bueno, a veces habíamos hablado de casarnos pero nunca veíamos el momento. Puede que el hecho de estar casi cuatro meses sin vernos, comunicándonos siempre por chats o mails, y pensar que, si un día pasaba algo estábamos bastante lejos el uno del otro, nos ayudara a decidirnos. Así que el 29 de septiembre de 2012 nos casamos y, después de reflexionarlo mucho, decidí que me iría a vivir con él a Suecia.
¿Tuvo que dejar todo atrás, también el trabajo?
En Barcelona tenía muchos de mis objetivos conseguidos, tenía un trabajo que me encanta -Joana es docente, actualmente profesora en la Universitat Oberta de Catalunya, y miembro de la directiva de la Associació de Barcelona per a l'Estudi i l'Aprenentatge de les Matemàtiques), formaba parte de las asociaciones de matemáticas y estaba con gente espléndida que me permitía llevar adelante el estudio sobre la docencia de las matemáticas.
Pero después de sopesar la situación de España, de haber pasado ya unos años separados y habernos casado, de tener un trabajo on line, que me permitía no tener que renunciar a la docencia, y además estar de excedencia en la escuela en la que daba clases (Joan Roca-Meridiana), todo ello hizo que finalmente me decidiera a probar suerte en Suecia. Y nada, aquí estamos.
¿Cómo es ahora su vida?
Poco a poco me voy integrando. Ya me he puesto en contacto con un instituto sueco de GeoGebra (software de matemática dinámica que permite trabajar materias como la geometría, el álgebra, la hoja de cálculo, la estadística y el análisis en todos los niveles educativos) y con la comunidad GeoGebra norte y este mes iré a dar una charla. En paralelo a las matemáticas estoy estudiando sueco, que para los inmigrantes es totalmente gratuito.
¿Cómo son los suecos con los recién llegados?
Tienen un talante muy sereno, en general son respetuosos y correctos. Inicialmente mantienen una cierta distancia y no son muy efusivos, por decirlo de algún modo. Eso no quiere decir que no te ayuden si lo necesitas. Quieren y respetan la naturaleza y tienden a reciclar mucho, en todas las viviendas disponen de casetas de reciclaje. Reciclan y lo hacen bien. Además, todas las botellas y latas de bebidas llevan un recargo en el precio, y cuando las retornas, te devuelven este recargo en forma de cupón para descontarlo en la próxima compra.
Tanto en Uppsala como en Sala hay mucha tradición de ir en bicicleta, se desplazan en ella incluso cuando ha nevado. Es la mejor manera de moverse en pueblos y ciudades pequeñas, y en Estocolmo y Göteborg tampoco se deja de hacer porque funciona el sistema de bicing.
Todo lo que cuenta parece idílico...¿cómo ven ellos España?
Los suecos son gente muy políticamente correcta que no quiere verse involucrada en problemas, son muy cordiales y evitan los malentendidos. En general no entienden nada de lo que nos está pasando en España. No se explican cómo España puede tener el doble de políticos que Suecia y que no podamos saber cómo se maneja el dinero público.
Deduzco que allí no les suena de nada la crisis...
Aquí, aunque pertenecen a la Unión Europea, no son de la zona euro, usan su propia moneda, la corona sueca. La vida es un poco más cara que en España pero los sueldos son más altos. Lo que se nota es que no hay tantas diferencias sociales. Antes de este verano en la prensa destacaban la preocupación del sistema porque el paro ¡llegaba al 7 por ciento! Nosotros nos miramos diciendo, "y en España vamos por el 24 por ciento y la cosa aún empeora".
Sanidad y educación marcan ese modelo de Estado del bienestar en el que destacan los países nórdicos. Desde su experiencia ¿cómo ve estos dos ámbitos?
El sistema sanitario es de copago, según la visita o tratamiento médico que uno necesita y las condiciones laborales y familiares que tiene, se requiere que pague una determinada cantidad. Cuando firmas el contrato de trabajo queda todo reflejado. También el día en el que te das de alta como inmigrante te hacen llegar toda la documentación sanitaria: cuáles son tus médicos, a qué centro tienes que ir, dónde llamar si pasa algo..., todo muy claro y especificado.
En cuanto a la educación, la obligatoria comienza a los siete años, no a los seis, y lo que me sorprendió es que muchos niños realmente no van a la escuela hasta esa edad, siete años.
¿Significa eso que se apoya mucho a las familias?
Sí, supongo que con las ayudas que reciben las familias no se les hace necesario que alguien de la casa trabaje, y por lo tanto, pueden educar correctamente a sus hijos. Aquí sí que podríamos decir que entienden, y hacen evidente la diferencia entre educar -en la familia-, y enseñar -en la escuela-. En los primeros cursos dan muchísima importancia a aprender bien la lengua, para ellos es la base de todo. También al trato social; por lo que he conocido, en la escuela tienen bastantes sesiones de debate, en las que los niños hablan de lo que hacen en casa y de cómo lo hacen. Además, salir al patio es obligatorio y fundamental.
¿Qué quiere decir?
Salen al patio haga frío, nieve o llueva. El sistema se debe asegurar de que los niños tienen contacto con el aire, y cuando los niños están en casa eso no se puede controlar. De este modo es seguro que los niños salen. Hay que pensar que en invierno hace mucho frío y quizás habría familias que casi no saldrían de casa.
Con un clima así la vivienda debe de tornarse un auténtico refugio. ¿Es difícil acceder a una?
El alquiler de pisos no es fácil. Casi todos los bloques son del Estado y para poder alquilar tienes que darte de alta en una bolsa de alquiler y esperar el turno. Cuando te toca, te enseñan pisos que están disponibles y puedes elegir si los quieres o no. Si no los quieres vuelves a la lista. El hecho es que hay muchas familias que inscriben a sus hijos cuando son pequeños, para que así, llegado el momento, puedan escoger piso. Eso hace que para los que venimos de fuera no sea fácil. Un piso en Uppsala es más complicado de conseguir y más caro que uno en Sala; eso explica por qué decidimos vivir en Sala y comprar un coche de segunda mano para ir a Uppsala, donde mi marido realiza el postdoctorado.
¿No hay interés por comprar?
Normalmente los propietarios no pueden tener más de dos viviendas, lo consideran innecesario. Con eso creo que se evita tener viviendas deshabitadas o en mal estado. Todas están muy cucas. La gente conserva bastante bien las viviendas, y las tiene muy bien decoradas, y los jardines aún más. Entre primavera y otoño, los tienen preciosos, eso ofrece un ambiente muy acogedor. La mayoría de las casas tienen balcones y grandes ventanales, sin cortinas -si las tienen son muy finas o solo ocupan la franja superior de la ventana-, les gusta aprovechar toda la luz.
En el tiempo que llevo aquí me he dado cuenta de que la gente hace mucha vida en las casas, les gusta que vayas a cenar y que esos momentos se alarguen. En verano sin embargo les encanta salir a pasear y pasar la velada junto a un lago. En Suecia hay unos diez mil lagos.
Como docente ¿qué aspecto comentaría de su sector?
En Suecia, como he dicho, los sueldos son más altos, pero también pagan más impuestos. Ahora bien, esos impuestos se ven inmediatamente reflejados en las becas que pueden recibir sus estudiantes, en las instalaciones que tienen las escuelas y centros educativos, en la movilidad y Erasmus que pueden realizar los alumnos, en las becas para investigación que convocan, y también en las ayudas de que disponen las familias cuando tienen un recién nacido.
Tanto la madre como el padre tienen medio año de maternidad o paternidad, una ayuda que puede ser prorrogable. Además, todo el material escolar y las dietas de los alumnos están subvencionados. Las familias no tienen que pagar nada por la educación básica de sus hijos. La mayoría de los centros son públicos, pero estas ayudas existen también para los centros privados.
¿Cómo es un centro estatal?
Normalmente un equipo directivo presenta al Gobierno un proyecto de centro, y si éste lo acepta, le proporcionan lo que corresponda para llevarlo a cabo. Entonces, el equipo directivo escoge a sus trabajadores y las ofertas salen en prensa. De hecho yo he enviado curriculums pero necesito mejorar el sueco.
¿Se siente cómoda en el país siendo extranjera?
Suecia es un país que acoge refugiados de guerra; en los pueblos pequeños no es inusual encontrarse gente de diferentes procedencias y culturas. Aquí se trabaja mucho por la integración social. Un ejemplo de eso es que los cursos de sueco para inmigrantes son gratuitos y el material te lo facilitan, esperando que no lo estropees.
En la primera clase recuerdan que todas las personas son iguales y que nos hemos de aceptar y tolerar como somos. También, en cuanto a la relación hombre y mujer, en Suecia valoran mucho la posición de la mujer y quieren que tenga las mismas oportunidades que los hombres.
A pesar de reconocer tantas virtudes suecas, usted se declara "orgullosa menorquina"...
Menorquina y 'mercadalenca'. Cuando me preguntan de dónde soy, no puedo evitar decir que soy no solo de Menorca, sino también de Es Mercadal, y hago un breve repaso de mi pueblo.
¿Tiene algún proyecto en mente que la devuelva a la Isla?
Sí, de hecho, este trimestre iré a Menorca para hacer un curso a través del Centre de Formació del Professorat CEP. Además colaboro con el Museu de Matemàtiques de Catalunya y, si todo va bien, en diciembre podremos llevar parte de este museo, todavía itinerante, a la Isla. La presentación sería en Es Mercadal y los módulos del museo repartirían su estancia entre Maó y Ciutadella, gracias a la colaboración de los ayuntamientos, el CEP y en especial de Josep Domínguez. El objetivo es que los menorquines puedan disfrutar de las matemáticas.
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