Los cuatro expertos sobre territorio que ayer convocó el Cercle d'Economia de Menorca coincidieron en valorar que el proyecto de mejora de la carretera general Me1 es exagerado. Unos lo dijeron de manera más clara que otros, pero todos destacaron que existen alternativas menos impactantes, menos costosas e igual de resolutivas.
"En las condiciones actuales, hacer rotondas a dos niveles es una exageración, como matar moscas a cañonazos", apuntó el arquitecto Miquel Sodupe. En la misma línea se expresó el catedrático y experto en territorio Joaquim Sabater, al defender que "con el proyecto del Consell se ahorrarán tres minutos en el trayecto entre Maó y Ciutadella, pero hay que preguntarse a qué precio. Es más razonable aplicar otras mejoras y no tantas rotondas, pues hay alternativas que supondrían la misma mejora de tiempo en el trayecto con mucha menos afectación sobre el terreno".
Por su parte, el ingeniero Joan Morro desveló que en los momentos de mayor tránsito, es decir, los meses de julio y agosto, la actual carretera general acoge solamente el 42 por ciento de los vehículos que podría transportar. Además, destacó que la velocidad media a la que se circula ahora en la carretera, unos 80 kilómetros por hora, es la más óptima para emitir la menor contaminación. Por último, el arquitecto Jesús Cardona destacó la importancia del paisaje para la economía de Menorca, asegurando que en la época postindustrial actual, "el paisaje es soporte básico y directo de la economía de Menorca, y no debemos permitir que el sistema viario lo perjudique".
Los cuatro ponientes transmitieron que intervenir en una carretera es algo más que cambiar una infraestructura. Dejaron claro que tiene un impacto sobre el paisaje, sobre la economía y sobre la manera de concebir la Isla. "La virtud del sistema viario menorquín es ser un mirador excelente de un paisaje de alta calidad y atractivo, y la amenaza es que la red viaria se convierta en una dificultad para el disfrute de este paisaje", apuntó Cardona. Por su parte, Sodupe apuntó que "una carretera no es solo un sistema de transporte", y se mostró favorable de acometer variantes en los municipios, a pesar de criticar el desvío de Ferreries por acabar en una rotonda, la de Cala Galdana. Su apuesta es una intervención menos impactante que la del Consell, y destinar el dinero que se ahorrara en construir un carril-bici en los márgenes de la carretera.
Joaquim Sabater defendió que "este territorio tan rico y delicado necesita soluciones sensible y en su justa medida. A mí, por ejemplo, la variante de Ferreries me parece desajustada. El territorio menorquín quiere una traza más ajustada". El arquitecto defendió también la mejora de la red viaria secundaria, asegurando que "un convenio es algo que se puede mejorar con un mejor convenio", en referencia al carácter finalista del dinero llegado desde Madrid. Además, defendió que si se apostara por actuaciones más pequeñas "sería más fácil que la inversión se quedara en empresas de la Isla".
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