Desde que empezaran a rodar el verano pasado, había oído hablar bastante de The Other Side, siempre buenas palabras. Anoche pude comprobar, junto con las más de mil personas que llenaron el campo de futbol de Es Migjorn, que esas palabras no iban erradas. A lo largo de una maratoniana actuación de cerca de tres horas, los nada más y nada menos que diecisiete músicos participantes en el proyecto satisficieron las necesidades de un público en el que la mezcla de edades – desde adolescentes melenudos a mayores de 40 que ya perdieron sus greñas-, no dejaba de ser curiosa e inevitable.
En un bar próximo al campo de fútbol, hora y media antes del concierto, se concentran todos los músicos para ir engrasando la maquinaria. Son los músicos con los que muchos jóvenes de la Isla hemos crecido, con su presencia en los escenarios y con la calidad de la que ayer hicieron gala frente a un pequeño ejército de fanáticos de Pink Floyd. La famosa imagen del proceso de refracción de la luz en un prisma triangular, portada del legendario "The Dark Side of the Moon", pudo verse no solo en las camisetas de los fans, sino también en lo alto del impresionante escenario utilizado por la banda. Un escenario que brilló con el trabajo de los técnicos de sonido e iluminación, que supieron envolver la actuación del espíritu onírico y cálido propio de la música del legendario cuarteto británico.
Pasaban de las diez de la noche cuando se terminaban de llenar los últimos huecos frente al escenario y en las ya abarrotadas gradas. Luces fuera, un profundo zumbido y unas notas del teclado anunciaban el comienzo de la noche con "Shine On You Crazy Diamond". A los cinco minutos, la depurada técnica a la guitarra de Simó Bosch y el virtuosismo del también guitarrista Sergi Martin, músico curtido en años de experiencia sobre los escenarios insulares, anunciaban una velada de lo más intensa. Los siguientes tres cuartos de hora estuvieron dedicados a la interpretación del "tracklist de The Dark Side of the Moon", desde "Speak to me" y "Breathe" a "Eclipse". Destacó la participación de Litus Arguimbau para el desgarrador solo de saxo de "Money" y las voces de las coristas Eva Pons, Clara Gorrías y Lore Arantzamendi, que tuvieron cada una su oportunidad para lucirse y ponernos los pelos de punta en "The Great Gig In The Sky". No puedo dejar de elogiar, especialmente en esta parte del concierto, el fantástico trabajo de los técnicos. Estoy seguro de que Alan Parsons, quien recibió el Grammy por mejor ingeniería de sonido por su trabajo con los Floyd en el álbum, hubiera valorado su esfuerzo.
La segunda parte del concierto, dedicada a una mezcla de temas de "Animals" (¿alguien más echó de menos a Argie, el cerdo volador?) y "The Wall", junto con el titánico "Echoes", de cerca de media hora de duración, contó con la participación de Pedro Sánchez a la guitarra y a la voz. Pedro, otro viejo conocido de la música menorquina, supo dar al show la espectacularidad y carisma a los que nos tiene acostumbrados, especialmente durante la interpretación de "In the flesh", momento en el que sacó a relucir su vena más teatral. En este segundo acto llamó la atención la aparición del coro de pueri cantores de la Catedral de Menorca, venidos desde Ciutadella para dar la nota en "Another Brick in The Wall pt. II" y cantar junto con el acalorado público aquello de "we don't need no education/we don't need no thoughts control", en uno de los momentos más especiales de la noche. Pasada la medianoche llegaba el momento mechero con "How I wish you were here", y ni la banda ni el público daban muestra alguna de cansancio. Pero como dijo Nelly Furtado, "all good things come to an end", y cerca de la una de la madrugada, después de un apoteósico final en el que se repartieron solos de guitarra (y púas) a diestro y siniestro, llegó el momento de la despedida. Shanti Gordi, teclista, voz y líder de la formación, se encargó de dar los agradecimientos y las buenas noches a un Es Migjorn que no veía el momento de irse a dormir. Después de tres conciertos en la isla y cinco fuera (Manresa, Girona, Barcelona, Vitoria y Palma) entre el 29 de junio del año pasado y el 28 del mismo mes del presente, The Other Side cierra un ciclo muy prometedor entre grandes expectativas y la satisfacción del trabajo bien hecho. Un tributo más que respetable a una de las piedras angulares de la música moderna, que esperamos volver a ver pronto.
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