La figura del cónsul honorario, en este caso el conocido empresario Matthias Roters, fue alabada ayer por el diplomático Bernhard Brasack, cónsul general en Barcelona y cuya jurisdicción abarca asimismo los territorios de Catalunya, Aragón, Valencia, Murcia, la provincia de Albacete, las islas de Eivissa y Menorca y el Principado de Andorra. Mallorca, con mayor presencia de germanos residentes y turistas que el resto del archipiélago, cuenta con un consulado propio. Brasack agradeció la ayuda del cónsul honorario durante su primera visita oficial a Menorca, ya que se incorporó al cargo en la Ciudad Condal en julio de 2012, proveniente del Consulado General de Wroclaw, en Polonia, plaza que ocupó desde 2009 a 2011.
En realidad Brasack inició ayer los contactos protocolarios y se reunió con el director insular de la Administración del Estado Javier López-Cerón; la alcaldesa de Maó, Águeda Reynés; y el presidente del Consell, Santiago Tadeo, pero su recorrido por la Isla comenzó este fin de semana. El diplomático mencionó especialmente la despedida del barítono Joan Pons en el Teatre Principal y el espectáculo de la ópera "Madama Butterfly" que tuvo oportunidad de contemplar, "una noche mágica", aseguró el cónsul.
Sin cuestiones conflictivas sobre la mesa, tal y como reconoció Brasack al afirmar "este no es un lugar de discos y cerveza", el cónsul general viajó a Menorca para estrechar la colaboración con las autoridades locales en materia de turismo y economía. Brasack confirmó que ha crecido la demanda de aprendizaje del alemán en el Goethe Institute, el instituto de cultura de la República Federal, y que muchos alumnos luego buscan empleo en Alemania. Brasack consideró este hecho como "un elemento importante de intercambio entre los pueblos".
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