Simplemente espectacular. Así se mostraba ayer el puerto de Maó con la presencia del crucero Saga Sapphire fondeado en aguas de la plana de Cala Figuera, un enclave poco ocupado por los colosos del mar. El buque procedente de Corfú llegó a las ocho de la mañana, precedido del "Quest for Adventure" que, por su calado inferior, sí que pudo atracar en el muelle.
La compañía Saga Group aceptó fondear en Cala Figuera y por tanto, no decidió eliminar Maó de la ruta del crucero por el Mediterráneo, pese a que el límite de calado establecido por Autoridad Portuaria de Balears es de 7,55 metros y el gran crucero británico requiere una profundidad de 8,4 metros.
Durante toda la jornada de fondeo en Cala Figuera y con una frecuencia de entre diez y quince minutos, dos 'tenders' del buque fueron trasladando a los pasajeros hasta el muelle para poder visitar la ciudad. El crucero, con una capacidad para 750 personas, transportaba a 548 turistas, de los que 181 habían concertado una excursión en autobús para conocer la Isla. Muchos otros aprovecharon los traslados en sus botes para dar un paseo por el puerto e incluso hacerse con algún que otro souvenir menorquín.
Tras conocer la compañía de cruceros que el buque no podía atracar en el muelle solicitó una bonificación a Autoridad Portuaria por el uso de golondrinas que desplazaran a los pasajeros. Al no encontrar este apoyo, tramitó la solicitud para el uso de sus lanchas, que sí fue autorizado. Las golondrinas pedían para esta misión en torno a 450 euros la hora.
El jefe de división de Autoridad Portuaria en Menorca, Jesús Fernández-Reyes, aseguraba ayer que el capitán del crucero, Philip Rentell, reconoció que en 1965 ya fondeó en Cala Figuera con un transporte militar. "Lo ha hecho en otras ocasiones, de ahí su conocimiento de la zona y su voluntad de fondear", agregó.
La consignataria Rosa Cardona señalaba que "las condiciones meteorológicas han sido favorables para poder fondear". De no haber sido así, probablemente el capitán habría saltado Maó para continuar su ruta o atracar en otro puerto. Además, indicaba que Rentell "ha estado todo el día (por ayer) preocupado por si el ancla se movía" puesto que el crucero tenía poca plataforma de agua para su oscilación. De hecho, el Saga Sapphire, con una eslora de 199,63 metros, cuenta con anclas en proa y popa y el capitán decidió utilizar ambas para asegurar su inmovilización. Rosa Cardona pone ya su punto de mira en la próxima escala de este crucero, prevista para el 12 de mayo. Y confía en que "haga buen tiempo".
Jesús Fernández-Reyes, informó de que la diferencia de precio entre atracar y fondear gira en torno a los 500 euros. En concreto, el atraque hubiera costado al Saga Sapphire 3.374 euros mientras que el fondeo ha supuesto un desembolso de 2.775 euros. Además, el director de APB en Menorca señaló que el buque no ha tenido que asumir las tasas de residuos y desechos porque no se le ofreció dicho servicio. Esta tarifa asciende a 1.318 euros para los buques que atracan en el muelle.
En este sentido, la consignataria Rosa Cardona señala que hay que diferenciar entre un ahorro por decisión propia de un ahorro por necesidad ante la falta de medios. Y es que, según Cardona, el crucero no ha podido retirar los desechos puesto que el puerto de Maó no cuenta con las condiciones para ir a buscar estos residuos del punto de fondeo.
Por su parte, el Quest for Adventure, de la misma compañía que el Saga Sapphire, recaló en la Isla procedente de Barcelona y con 387 pasajeros. Es el crucero que el pasado 4 de mayo inauguraba el dique de Son Blanc. Aunque ayer mostraba su belleza en la rada mahonesa, su escala estaba prevista en Ciutadella. No obstante, al tener que zarpar rumbo a Gibraltar y no ser Ciutadella un puerto Schengen, tuvo que modificar su atraque y hacerlo en Maó. Este crucero, con una eslora de 164,35 metros, utilizó el remolcador Blanca S de 40 toneladas azimutal que se encontraba en la Isla después de hacer unos trabajos con un petrolero. No había zarpado rumbo a Mallorca puesto que esta tarde debe actuar con otro petrolero. El Saga Sapphire también solicitó un remolcador. Fue el convencional de Maó, de 25 toneladas de tiro. De momento no hay noticias del nuevo remolcador de 40 toneladas que debe sustituir al de 25 convencional.
Los dos cruceros zarparon del puerto de Maó a las cinco de la tarde, ambos rumbo a Gibraltar.
El próximo día 10 de mayo entrará en Maó el MSC Sinfonía. Aunque su eslora sea superior al Saga Sapphire con 251,25 metros, su calado, de 6,94 metros, le permite atracar en el muelle.
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