Vivió la música en el seno familiar. Se nutrió de mucha pasión por esta vertiente artística. Conoció de joven los entresijos de la entidad cuando su madre Rosina Ballester lideró este mismo proyecto a principios de los años 90. El violinista Fèlix Ferrer (Barcelona, 1971) sustituye en el cargo a Francesc Fèlix, miembro fundador de la entidad en 1959 y que en la última de sus tres diferentes etapas en la presidencia ha sumado 16 años.
Ferrer coge el timón de un gran proyecto que lleva a sus espaldas medio siglo de navegación. Este buque insignia de la múscia ha cambiado de rumbo con el claro objetivo de relanzar la entidad. A pesar de estos cambios, y a modo de curiosidad, la entidad pasa de las manos de un Fèlix a las de otro Fèlix.
Ferrer es catalán aunque recaló en la Isla cuando tenía siete años de edad. A los 18, y con la clara convicción de que quería ser músico profesional, desarrolló estudios en una universidad de Estados Unidos para, posteriormente, regresar a Barcelona y acabar el Grado Superior de Música en la especialidad de violín. Hace nueve años que regresó a la Isla y actualmente desarrolla su pasión en las aulas del Ateneu, la Escola de Música de Ciutadella y el Centre d'Ensenyaments Artístics des Castell. A su vez, es violinista profesional de la OCIM además de colaborar con otras orquestas a nivel peninsular.
¿Qué le movió a emprender este nuevo proyecto de renovación?
Francesc Fèlix anunció en verano que la junta acababa mandato y que en caso de que nadie se presentara, el futuro de la entidad podría ser la disolución. Cuando vi que nadie parecía presentarse, contacté con unas personas y decidimos apostar por el proyecto. La motivación vino para evitar que una entidad con 50 años de historia y con un peso importante dentro de la cultura de la Isla y de Maó no acabara disolviéndose por falta de una iniciativa de los mismos socios.
Esta nueva junta marcará posiblemente un antes y un después en la historia de Joventuts Musicals de Maó. ¿Qué línea pretende dibujar y consolidar con su proyecto?
El cambio es doble. Por un lado hay el de junta y por otro, este nuevo contexto económico que ya se estaba evidenciando en estos últimos años y que ahora ya lo vivimos de lleno. Esta situación obliga, a además de continuar con lo que JJMM ha ido desarrollando hasta el momento con el Festival d'Estiu, la OCIM y la temporada de invierno, a buscar una nueva manera de financiarse que permita mantener las actividades. Pasa por continuar contando con las ayudas de la administración local y explorar otras vías. Entre ellas, apostamos por el sector privado o el 'crowd funding' que significa que por un proyecto concreto se piden pequeñas aportaciones individuales. La gente interesada en colaborar aporta lo que está en sus manos y a base de pequeñas cantidades puedes financiar en parte un proyecto. También existe una posibilidad de suscribirse a las ayudas de la Comunidad Europea. Se hará necesario también fomentar la colaboración con otras Joventuts Musicals de la Isla.
La cadena de recortes ha dejado tocadas varias entidades culturales. ¿Cuál es el estado de salud de Joventuts Musicals?
Contamos con lo justo para ir haciendo cosas. La tendencia de los últimos años ha sido el de ir recortando pero podemos garantizar la continuidad del Festival d'Estiu además de reemprenderse la actividad de la OCIM. Queremos también que se recuperen los conciertos de la temporada de invierno que en los últimos dos años no se han realizado por mor de los recortes de Joventuts Musicals de España.
¿Qué significa para usted esta entidad?
Mi madre había sido presidenta de la entidad y pude vivir internamente qué es Joventuts desde dentro. Además, el hecho de ser músico de la OCIM, fundada desde Joventuts, hizo que poco a poco me fuera involucrando en el devenir de la entidad.
¿Piensa que sin estas nuevas vías de financiación que se plantean, la entidad hubiera estado abocada a la desaparición?
Pienso que económicamente no. El peligro de la desaparición radicaba en la falta de propuestas para asumir la dirección del proyecto. Continuamos con las ayudas a nivel local y en caso de no poder acceder a ninguna vía de financiación que exploremos, seguiremos contando con lo que tenemos. Si conseguimos un plus podremos desarrollar nuevos proyectos.
Hablaba de la recuperación de la actividad de la OCIM. ¿Cuando podrá el público disfrutar de su primer concierto tras esta pausa?
La actividad tuvo que pararse por los retrasos en el pago de las subvenciones. Ahora se han cobrado los atrasos y se dispone de suficiente dinero en caja como para asegurar un reinicio de los conciertos de la OCIM. El primero previsto se hará una vez más dentro de la programación del Festival d'Estiu y que será el concierto número cien de la orquesta.
Una de las ideas que ha planteado en alguna ocasión ha sido la apuesta por la transversalidad. ¿A qué se refiere?
Sí. Es una de las ideas que nos gustaría llevar a cabo. Es ser transversales a la hora de programar espectáculos, tanto en lo que se refiere a la temática -con la introducción de actores, bailarines y artes plásticas- como también en la búsqueda de espacios distintos a la hora de presentar los espectáculos. Esto es diversificar, no solo temática y contenidos, sino también lugares. Ya se venía haciendo pero nos gustaría intensificarlo. Hay una asignatura pendiente, en todo el mundo y, también en Menorca. Es la necesidad de introducir la música contemporánea. Con uno de los miembros de la junta hemos pensado en diseñar un proyecto para introducir de forma atractiva la música contemporánea en la Isla.
¿Y qué me diría de la gran tradición musical que hay en la Isla?
Porcentualmente, el número de músicos profesionales, aficionados o estudiantes es altísimo en comparación con otros lugares. Esta afición ha sido la encargada de que haya tantas entidades, asociaciones y escuelas de música. Que haya tanto abanico de opciones es síntoma de la inquietud que existe a la hora de consumir cultura y de tener un papel activo en la cultura. Lo que permite que haya músicos profesionales se esquematiza como una pirámide. Es decir que debe haber una base para que surjan y Menorca la tiene.
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