Producción. Las granjas han tenido que adaptar sus instalaciones a la normativa europea, ampliando el espacio para las gallinas ponedoras - Cris

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Hace un año, Europa se puso firme con los huevos. Ordenó cumplir una normativa que lleva más de una década sin aplicarse, y obligó a los productores de huevos a mejorar la calidad de vida de las gallinas ofreciéndoles unas jaulas más espaciosas o sino un espacio donde poder campar a sus anchas. Lo que fue beneficioso para los animales no lo ha sido tanto para las empresas que comercializan sus huevos.

En Menorca, un año después de la implantación de la norma, las dos granjas que se dedican a este sector han reducido el número de gallinas, consecuentemente también han disminuido su volumen de producción y se ha encarecido el proceso.

La conclusión es que si antes estos negocios ya contaban con un margen de negocio muy reducido, ahora la viabilidad es más algo basado en la esperanza que no en los números. "Estamos seguros que no nos haremos ricos con esta actividad, las cuentas son muy difíciles, pero somos felices luchando por aquello que nos gusta y en lo que creemos", comenta el responsable de unas de las dos granjas productoras de huevos de Menorca.

Entre estos dos negocios han reducido el número de gallinas un 15 por ciento, un porcentaje muy similar a la media europea. Ahora bien, los productores explican que en la Isla se añade un factor que complica las cosas, y es el elevado precio del pienso. Se calcula que se necesita kilo y medio de este alimento para producir una docena de huevos. El pienso no para de subir, y en cambio las empresas no pueden repercutir este aumento en el precio al que venden los huevos. "¿Como vamos a trasladar estos costes añadidos al precio cuando ya es suficientemente difícil competir y mantenerse vivo en el mercado?", pregunta uno de los productores.

Y es que la competencia cada vez es mayor, y con más poder. Así lo aseguran estos productores, que afirman que la implantación de grandes supermercados en la Isla se ha notado y mucho en los hábitos de compra de los menorquines, sobre todo en la zona de levante de la Isla. "Antes el cliente era fiel a nuestro producto. Ahora la gente se ha decantado a ciegas por las grandes superficies", apuntan desde el sector.

Entienden que en una época de crisis como la actual son muchos los consumidores que valoran más el precio que la calidad o la confianza de un producto cercano. "En temas alimentarios, habría que reflexionar muy bien cuando se opta por el producto más barato, lo qué supone esta opción. ¿A costa de qué ofrecen ese precio?", apuntan. "La gente debería conocer el valor que tiene saber lo qué comes", añaden.

En este sentido, apuntan que las administraciones deberían ser conscientes que la implantación de estas grandes superficies con total libertad puede acabar perjudicando al sector productivo local. No solamente al de los huevos, sino a muchos otros. "Si seguimos así, no quedará nadie que produzca en Menorca, porque a día de hoy casi nos sale más barato generar nuestro producto en Mallorca y después venderlo aquí", valoran.

Ahora bien, no todo son nubarrones en el cielo de los productores de huevos. Su futuro es incierto, y la competencia cada vez más dura, pero aún hay gente que cree en su trabajo. Así lo admite uno de los productores, al explicar que la pasada semana consiguió nuevos clientes. "Seguimos teniendo nuestro producto en la calle porque nos apoyan la mayoría de supermercados, y de este modo el consumidor final puede escoger por él mismo si quiere huevos de aquí o no. Debemos estar muy agradecidos al cliente final", concluyen.