Las entidades que distribuyen alimentos entre las personas necesitadas acostumbran a repartir alimentos no perecederos como pastas, legumbres, arroz, aceite o conservas. Lo hacen por una cuestión de duración de los alimentos, ya que estos pueden almacenarse sin temor a que el tiempo los estropee antes de que lleguen a su destinatario. "Son alimentos básicos pero poco variados", apuntan desde la Associació de Veïns Sa Colàrsega, y esta consideración es una de las que impulsa la iniciativa que han puesto en marcha.
Bajo el nombre de "Ciutadella sense fam", esta entidad quiere crear un banco de alimentos que complemente a los de otras entidades pero con la diferencia de que se aportarían productos frescos como verduras, frutas o carne. El funcionamiento sería sencillo. Las personas que lo quieran harían una donación mensual a la causa, y este dinero se acumularía en una cuenta corriente. A partir de este momento, la entidad se pondría a disposición de Creu Roja y Caritas. Si al repartir alimentos, se considera que se podría complementar el reparto con fruta, la misma mañana de la distribución de los alimentos se irían a adquirir los productos y se podrían repartir en la misma tarde. Así, el producto se podría entregar fresco y la dieta de las personas que reciben este tipo de ayuda se enriquecería.
La iniciativa está empezando a recaudar adeptos, y ya son una docena las personas que se han ofrecido para colaborar activamente en el proyecto. Pero no hace falta ser voluntario para colaborar, sino que es suficiente con comprometerse a hacer una donación mensual de cinco euros al mes durante dos años.
Las aportaciones están empezando, pero la celebración de las fiestas navideñas ha hecho que el ritmo de captación sea algo más lento de lo esperado. A esta situación ayuda también el hecho de que aún no se disponga del local que va a servir de centro neurálgico de la iniciativa.
El Ayuntamiento de Ciutadella se comprometió a ceder una sede. La primera opción propuesta tuvo que descartarse por temas de normativa, y ya se ha puesto sobre la mesa una segunda opción, ubicada en la planta baja de los conocidos como pisos de La Vejez. El problema es que este local necesita una reforma para poder ser utilizado, y actualmente, según la Associació de Veïns, se está a la espera de que el Consistorio confirme el presupuesto para esta actuación y la ejecute.
Una vez se disponga del local, será el momento en que las tres entidades que participarán de esta iniciativa coincidan en el edificio y se establezca ya el plan definitivo de actuación. "Es verdad que vamos algo más lento de lo que esperábamos, pero seguimos igual de ilusionados con este proyecto", apuntan desde la Associació de Veïns Sa Colàrsega, quienes ya preparan nuevas campañas para divulgar la iniciativa y así conseguir más colaboración.
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