Soy Alejandro Requera, nací en Ferreries en 1986 y cuando fue el momento de estudiar me decanté por la equitación. Yo soy Ana Gallardo, de Barcelona, nacida el 1989 y estudié equitación aun no teniendo ningún antecedente en la familia. Los dos nos conocimos estudiando en la escuela de equitación, C.A.V.A. de Girona con el gran jinete Víctor Álvarez. Cursamos los tres años hasta llegar a obtener el título de Monitor Avanzado. Dado que esta titulación está homologada en 32 países en los que no se encuentra España, también nos sacamos el título de Técnico Deportivo. Ambos también tenemos el título de juez territorial de Doma Clásica.
¿En qué punto, respeto al pasado, se encuentra la relación hombre- caballo?
Ana. Actualmente tenemos muchos conocimientos sobre la salud y el bienestar, entre otros aspectos, del caballo. Damos prioridad tanto a la salud física como mental del animal. Con todo hace que tratemos a los caballos de otra forma, que los tengamos para otro fin, como compañeros de aventuras y experiencias.
Alejandro. Antes el caballo se utilizaba para los trabajos de campo, o para la guerra. Hoy día prima su faceta deportiva. Nosotros nos hemos formado en la doma clásica y por ello optamos por el caballo CDE (Caballo de Deporte Español) y el PRE (Pura Raza Española), entre otras razas. Lo que hay que buscar en cada relación hombre-caballo es que las aptitudes del animal estén relacionadas con los intereses que se vayan a trabajar.
Trabajaron en varias yeguadas antes de recalar en Menorca, ¿les pareció este un buen lugar?
Alejandro. Yo soy de aquí. Es cierto que trabajamos en yeguadas de Barcelona y Alicante, nos pareció que estábamos bien pero llegó la crisis y la yeguada donde trabajábamos se vino a menos. Entonces decidimos emprender la aventura en Menorca.
Ana. Es cierto que aquí hay mucha afición, aun así hay carencias importantes, si un caballo enferma y requiere quirófano, no lo hay. Mandarlo a Mallorca es un riesgo, a veces cuenta cada minuto, el viaje es un exceso. Aun así estamos contentos con nuestra Yeguada Rubí, es pequeña aún pero tenemos todas nuestras ilusiones aquí.
Hace unos meses celebraban el nacimiento de la primera cría. ¿Le tienen aun en su yeguada?
Ana. Sí, vamos a criarlo nosotros y prepararlo para que sea un buen caballo de doma clásica. Marley de Rubí tiene diez meses. Su madre está embarazada de nuevo, esperamos la segunda cría, octava de la yegua, en marzo. Fue una gran alegría ciertamente.
Alejandro. Es importante que se críen en libertad y en manada. Los caballos necesitan del entorno natural y los jóvenes requieren de mucho espacio, por ello les hemos habilitado una parte de la finca para que puedan desarrollarse. Es importante cuidar su alimentación y así como su desarrollo físico. Los caballos se mueven por manadas y se enseñan unos a otros, siempre ha sido así. La huida es su defensa natural y hay que procurar que cojan los mínimos vicios posibles. Que tengan espacio libre y que se relacionen entre los de su especie, es esencial para que sean caballos educados y respetuosos.
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