La naturaleza será la principal encargada de recuperar las 31,4 hectáreas de bosque que ardieron en Menorca entre el 31 de agosto y el 14 de septiembre en cinco incendios forestales, cuatro de ellos provocados. Así, el técnico del IBANAT, Jorge Casado, explicó ayer ante el conseller de Medio Ambiente del Govern balear, Gabriel Company, que no serían necesarias nuevas plantaciones en los puntos arrasados por el fuego "porque la vegetación mediterránea está adaptada a los incendios y la acción de la naturaleza será suficiente para restituir el ecosistema".
Esto no implica que no se vaya a trabajar para la recuperación de las cinco zonas quemadas en Santa Catalina, S'Enclusa, Ets Alocs, Son Parc y la Costa Nova. De hecho, desde el momento en que se dieron por extinguidos los fuegos ya se empezó a analizar la intervención necesaria en cada uno de los casos, y básicamente, se llevarán a cabo tres actuaciones. La prioritaria, evitar posibles riesgos para la población como caída de árboles en carreteras y caminos y, en el caso de Son Parc, también en la propia urbanización. Según el diagnóstico de los técnicos del IBANAT, en las cinco zonas afectadas el riesgo para la población es alto, lo que implica priorizar esta intervención en todos los puntos.
Otra de las intervenciones a realizar persigue evitar la pérdida de suelo, lo que se traduciría en una menor vegetación y, por tanto, pérdida de riqueza natural. Dos zonas preocupan especialmente en esta materia, la de S'Enclusa y la de Ets Alocs. En estos puntos, el agua de lluvia puede desgastar seriamente el suelo y erosionarlo.
En línea con esta actuación, el IBANAT prepara otra como la construcción de terrazas con material vegetal. En este caso, se aprovecharía la leña de los árboles quemados para reducir la inclinación del terreno y de este modo reducir la velocidad del agua cuando se desliza sobre el terreno y consecuentemente la erosión.
Estas tres actuaciones pretenden amortiguar los principales riesgos que se producen tras un incendio. A los ya citados para la población y la erosión del suelo hay que sumar la aparición de plagas o enfermedades en las zonas quemadas o la pérdida de arbolado por el crecimiento más rápido de otro tipo de vegetación como los arbustos. Además, existe el riesgo de que la caída de árboles pueda dañar la recuperación natural del terreno, un proceso que, por ejemplo, en la zona de S'Enclusa, ya se ha iniciado. También se tiene en cuenta el peso del impacto visual de las zonas quemadas, sobre todo al tratarse Menorca de una zona turística. "Una masa forestal incendiada transmite inseguridad", explicó Jorge Casado.
Con todo esto, las previsiones del IBANAT son que en 14,3 hectáreas prácticamente no se tenga que intervenir ni para retirar los árboles quemados. Se trata de casi 14 hectáreas de Ets Alocs, y de 0,3 en Santa Catalina. Aquí, la naturaleza marcará totalmente el ritmo, aunque vigilada de cerca por los técnicos del Instituto Balear de la Naturaleza.
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