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Autoficha
Nos llamamos Dolores y Ángela Rodríguez García, somos hermanas y vivimos en Ciutadella. Ángela vive con su pareja, Miguel Raya, y hace cuatro años que montamos este negocio de centro de estética y masaje. En ese tiempo, hemos visto cómo algunas personas, sobre todo mayores, que eran reacias a acudir a centros de pedicura, ahora acuden habitualmente a nosotras para cuidarse los pies.

¿Qué servicios puede encontrar una persona que acude a vuestro centro?
Este es un centro de estética y masaje, tanto para mujeres como para hombres, también realizamos trabajos a domicilio, pues si nos encontramos con alguna persona que no puede desplazarse, vamos a su casa. Ya hace cuatro años que abrimos y estamos muy contentas por la respuesta.

¿Que servicios son los más demandados?
Depende, y según las temporadas, pero lo más demandado, es la pedicura y las depilaciones, y dentro de la pedicura realizamos pedicura básica, más de estética, y pedicura con podología para gente que tiene problemas. Hay personas que solo vienen porque tienen durezas o sabañones en los pies y dedos o uñas clavadas, por ejemplo. También realizamos tratamientos faciales, maquillajes para novias y para fiestas.

¿Los centros de estética tienen el estigma de ser un lugar solo para mujeres?
Efectivamente, pero va cambiando. Cada día más, hay personas mayores, aquellas que jamás pensaron que pisarían un salón de belleza, la mayoría de ellas gente que ha trabajado en el campo, que vienen por problemas en los pies. Primero tienen recelos por si les va a doler, pero una vez finalizado el trabajo, comprueban que aquello que creían que era un dolor para toda su vida, se puede solucionar y se van sin molestias y satisfechos.

¿Lo recomendable para evitar estas situaciones, qué sería?
No esperar a que te duela, muchos acuden cuando ya no pueden aguantar. Lo recomendable sería acudir a realizarse un tratamiento una vez cada mes.

¿Cuál es el secreto para que el centro tenga tan buena acogida?
Tratar a la gente tal cual nos gustaría que nos trataran. Procuramos que se sientan bien, relajados, cómodos, hasta el punto de que a veces se nos ha dormido gente, llegando a roncar, no hay ninguna duda de que esa persona estaba muy relajada.

¿Se nota la crisis?
En invierno quizás un poco, pero en verano todo lo contrario, hay mucho trabajo.