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"Un momento, que no te escucho bien", espeta un hombre mientras camina por la calle Portal d'Artrutx de Ciutadella. Con el teléfono móvil pegado a la oreja, va dando pequeños pasos. "¿Aquí me oyes?", le dice a su interlocutor. Se ve que no, porque da un paso atrás y alzando un poco el tono de voz, pronuncia un "¿Y ahora?". La respuesta debe ser negativa, porque el personaje, después de repetir la pregunta en diferentes ubicaciones separadas la una de la otra por un solo paso, desiste, cuelga el móvil enérgicamente y prosigue su camino con cara de no entender lo que le ha pasado.

Lo que podría ser una anécdota real (sucedió ayer por la mañana en el punto donde se describe) deja de serlo cuando adquiere carácter habitual, y en Ciutadella sucede así. En plena temporada turística, cuando el número de personas que circulan por la ciudad se incrementa de manera más que notable, los móviles empiezan a fallar en algunos puntos de la ciudad, especialmente en el núcleo antiguo. Así lo reconoce el portavoz del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Ciutadella, Ramon Sampol, quien asegura haberse reunido con algunas empresas de telefonía para intentar remediar la situación. En estos encuentros, apunta, se ha identificado uno de los grandes obstáculos para una hipotética solución: el Plan Especial de Protección del Núcleo Antiguo de Ciutadella.

Explica Sampol que "esta normativa no permite la instalación de antenas en según qué edificios, y por eso, estos dispositivos están ubicados de la Contramurada hacia fuera, lo que provoca los problemas de cobertura". Así, el teniente de alcalde pronostica que "mientras no se solucione este tema, tendremos este problema".

Desde la asociación Acceso, que trabaja para fomentar el comercio electrónico y los servicios on-line, también avisan de la existencia del problema. Su presidente, Santiago Barro, señala que "ya es normal recibir quejas por esta situación, y ahora aún más". Asegura que "intentamos abordar la situación con el Consell, con el que tenemos buen entendimiento, pero es una situación complicada".

Así, en el caso concreto de Ciutadella, Sampol ya avisa que la situación no estará arreglada este verano. Si el principal impedimento para ello es el Plan Especial del Núcleo Antiguo, la solución pasa, entiende el teniente de alcalde, por un cambio en esta normativa. Ahora bien, añade, este proceso no va a ser fácil. Primero, apunta, porque la opción de modificar el Plan General de Ordenación Urbanística es larga y además "ahora no podemos hacerlo". Segundo, porque aunque el Ayuntamiento se propusiera realizar un concurso para modificar el Plan Especial del Núcleo Antiguo -iniciativa para la que se había iniciado la redacción de unas bases para su licitación-, "ahora mismo no tenemos presupuesto para pagarlo", comenta el teniente de alcalde.

Así, queda ahora mismo una tercera opción, que sería una modificación puntual de la normativa que permitiera habilitar uno o dos puntos en el que instalar antenas, pero en este caso, las diferentes empresas operadoras deberían ponerse de acuerdo y compartir las instalaciones. Sea como sea, está claro que la solución no llegará ya este verano, y que por lo tanto, en época de mucho mayor tráfico a través de los móviles, los problemas van a continuar.

De hecho, Santiago Barro apunta un dato clave a la hora de entender esta saturación de la cobertura, y tiene mucho que ver con la popularización de los teléfonos de última generación, los llamados smartphones, que más que teléfonos son ya pequeños ordenadores que necesitan mucho más ancho de banda para funcionar que los antiguos aparatitos que solamente servían para llamar y enviar mensajes de texto. "Ahora hay mucha gente que con estos teléfonos y una tarifa plana envía fotografías, videos, utilizan aplicaciones para jugar o para mensajería instantánea, y esto provoca un uso más intensivo y con mayor consumo de ancho de banda, lo que acaba por saturar las instalaciones".

Barro entiende que la solución pasa por la instalación de más antenas, pero este proceso debe vencer, entre otros, dos reticencias. La primera, la de las propias compañías de telefonía, que quieren asegurarse que la instalación de una nueva antena les sale rentable, y en un territorio con una densidad de población relativamente baja, como Menorca, esto no es tan fácil como en grandes urbes. La segunda reticencia es lo que el presidente de Acceso explica como "la alarma social infundada que se ha creado sobre las antenas, puesto que nadie quiere que se la pongan en el tejado de su casa. Incluso las administraciones han alentado esta alarma con normativas que prohíben la instalación de estos dispositivos cerca de determinados recintos".