Poco a poco y con delicadeza, un operario sellaba ayer por la mañana una de las juntas de dilatación del nuevo puente sobre el camino de Sant Patrici. Es un trabajo minucioso, realizado por una empresa especialista que lleva unos días en la Isla para participar en los retoques finales del desvío de Ferreries.
A tan solo tres días de su puesta en marcha, la mayor obra viaria realizada en Menorca en mucho tiempo está ya casi lista para que los primeros coches pisen el nuevo asfalto y recorran el primer túnel de la Isla. Faltan, solo, los pequeños detalles.
En principio, todo estará a punto para el lunes. Así lo asegura el director técnico de la obra, Rodrigo del Pozo, quien añade que si tras la inauguración oficial quedan algunos flecos, serán trabajos mínimos como la limpieza de los márgenes o el acondicionamiento de parcelas colindantes con la nueva carretera. Eso sí, durante este fin de semana se trabajará todos los días, como se ha venido haciendo en muchas etapas de la obra.
Ahora mismo, quedan unas 50 personas acometiendo diferentes labores en el desvío. Se están sellando las juntas de dilatación, acabando las casetas que contienen en su interior los puntos de control de la iluminación de la nueva vía, anclando las biondas (esas barreras metálicas que se llaman así por tener forma de una doble onda), pintando algunas marcas viales y, sobre todo, levantando la 'paret seca' que acompaña a la obra.
En total, habrán sido construidos diez kilómetros de estos muros, que son algo diferentes de los más tradicionales en la Isla, puesto que en su parte superior está reforzado con una capa de hormigón cubierta de pequeñas piedras. Los técnicos admiten que éste no es el acabado típico, pero aseguran que se gana en solidez.
Un grupo de unas cinco personas trabaja cerca del túnel. Su misión es acabar de embellecer las casetas desde donde se controla la iluminación. El suyo es un trabajo estético, después de que el técnico haya introducido algunos cambios en el proyecto original para reducir considerablemente el consumo eléctrico de este recorrido. El principal, introducir diferentes formas de iluminar el túnel según cuál sea el momento del día y la claridad reinante en el exterior.
Así, se han instalado dos aparatos conocidos técnicamente como luminocímetros, encargados de calcular la intensidad de la luz natural. En función de si hay más o menos, se encienden unas u otras luces del túnel, con una particularidad a la que los menorquines, por no tener túneles hasta ahora, no estamos acostumbrados: es durante el día cuando deben estar más iluminados.
Lo que puede sonar como una contradicción se entiende cuando, sobre el terreno, lo explica Rodrigo del Pozo. La iluminación del túnel durante las horas soleadas debe evitar que el contraste entre circular bajo el sol y hacerlo en el interior del túnel sea muy elevado, para evitar posibles deslumbramientos de los conductores.
Es decir, si fuera luce un sol espectacular, el túnel tiene que estar más iluminado para que el contraste sea menor, sobre todo, a la salida del túnel. En cambio, por la noche la iluminación en el exterior ya es muy débil, y por lo tanto, dentro del túnel también puedo serlo, pues no hay peligro de deslumbramiento por el cambio de intensidad de la luz.
En otro punto de la obra, dos trabajadores riegan la vegetación sembrada en la rotonda de Sant Patrici, bajo el imponente puente. Es otro de los detalles que se están puliendo, aunque lo de la reforestación de las zonas afectadas por las obras ha ido bastante bien hasta ahora. Seguramente recuerdan que hace unos meses los márgenes de la nueva carretera se tiñeron de un verde extraño, en una operación que sirvió para inyectar en la tierra semillas.
Tan solo unos meses después, esta vegetación ya ha nacido, y en algunos puntos de la nueva carretera se pueden observar taludes repletos de flores rojas y rosas. También hay tramos en los que la vegetación ya ha cumplido un ciclo y ahora, según palabras de Del Pozo, está ya agostada, o lo que es lo mismo, amortecida por el calor de estos días.
Seguramente el punto de la obra más atrasado se encuentra a la salida del túnel, cerca de Son Blanc. Allí se ha construido un puente para enganchar el túnel con la carretera, y para hacerlo se ha tenido que desviar un torrente. Los trabajos para terminar su nuevo cauce son, según el director de la obra, lo más atrasado, pero aún así, para la jornada de puertas abiertas de mañana, estará prácticamente acabado. Se habrá cubierto la pared de piedras, e incluso el camino que permite subir hasta Son Blanc estará ya casi también terminado.
Y es que el ritmo de la obra es elevado. Ahora son 50 las personas que acaban los detalles, pero ha habido momentos en que eran más de 200 los obreros que aunaban sus esfuerzos sobre el terreno, incluso en turnos de noche. En total, Rodrigo del Pozo calcula que sobre la obra habrán trabajado entre 600 y 700 personas, y estima también que indirectamente habrán colaborado con el proyecto el mismo número de personas.
Una obra que alargará tres meses el tiempo previsto de ejecución tras acordarse una prórroga debido a la meteorología (sobre todo a las lluvias del invierno de 2011) y a la necesidad de restituir servicios que se vieron afectados por el proyecto, como un cable telefónico que une Maó y Ciutadella.
Ayer, el punto de la obra en que había más trabajadores era en su punto más oriental, en la conexión del desvío con la carretera general entre Ferreries y Es Mercadal. Allí, una quincena de operarios apuraban la 'paret seca' de los márgenes de la obra, y otros operarios restituían una parcela que durante la obra se había usado para acumular tierra que luego se ha ido colocando sobre el terreno.
Los señaleros dirigían el tránsito en uno de sus últimos días de trabajo. La obra se ha ejecutado intentando interferir lo mínimo posible en la circulación de los vehículos. El proyecto del desvío de Ferreries, explica Rodrigo del Pozo, "no es complejo, pero sí resultón".
Así, quien ha estado supervisando el avance de la obra asegura que "es una obra muy bonita, que incluye variedad de elementos como el túnel, los puentes, la estructura... Además, se ha integrado bien en el entorno y se han cuidado muy bien los detalles".
Mañana será el día en el que los ciudadanos podrán comprobar si esto es así con sus propios ojos. Aunque realmente, no será mañana cuando accedan vecinos por primera vez a las obras. En las últimas semanas, es habitual que personas de Ferreries paseen por las obras, admite su director.
El acceso es relativamente fácil si se saben decantar unas vallas, y por eso, se ha convertido en ruta frecuentada sobre todo los fines de semana, básicamente por peatones, pero también por algunos ciclistas, e incluso algún vehículo ha intentado atravesar el túnel, dejando la prueba de ello en una red social.
A partir del lunes, ya no hará falta tentar a la suerte y a la legalidad para circular por el desvío. El lunes, ya no habrá casi operarios en la obra. Su misión habrá concluido. Después de que la ministra corte la cinta protocolaria, el mayor proyecto viario de Menorca será ya una realidad.
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