La propuesta inicial del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas de priorizar el pago de facturas a aquellos proveedores que aceptaran una quita fue descartada desde el primer momento por el Ayuntamiento de Alaior quien hizo prevalecer por encima del ahorro la deferencia hacia los proveedores que llevan varios años esperando el cobro.
Así lo anunciaba ayer la alcaldesa, Misericordia Sugrañes, y resaltaba que el equipo de gobierno no tuvo ni "valor" de proponer una quita. "Ya han esperado y aguantado lo suficiente como para que ahora se les proponga una rebaja del pago", aseveraba.
A pesar de que el Ejecutivo estatal estableciera esta cláusula en el plan para reactivar la economía, finalmente modificó los parámetros priorizando la antigüedad de las facturas en lugar de la quita. Con este cambio en la propuesta, el Ayuntamiento alaiorense fue aun más contundente con la decisión tomada de olvidarse de posibles quitas.
Cabe recordar que es el segundo municipio con mayor volumen de deuda con las empresas de la Isla. Entre las facturas pendientes de pago, la alcaldesa destaca la compra de las sillas del Centre de Cultura Sant Diego por un importe superior a los 35.000 euros, el servicio de ayuda a domicilio que desarrolla Cruz Roja sin pagar desde 2010, las obras de la calle Ciutadella desarrolladas en 2008, el servicio de poda que no se abonaba desde septiembre de 2010 o los honorarios por el proyecto de Sa Plaça Nova "que no llegó a hacerse".
Sugrañes pone de relieve el esfuerzo de ahorro que está desarrollando el municipio para que las cuentas municipales mejoren. Con ello, señala que el municipio estará saneado en menos de dos años de gestión. "Falta aún mucho trabajo por hacer, pero si seguimos en esta línea de control del gasto, conseguiremos sacar el municipio a flote".
Indica además que del ejercicio actual, el Ayuntamiento "paga dentro de plazo". Además, informa que la política de austeridad aplicada en los capítulos 1 y 2 del presupuesto supondrá un ahorro para las arcas de 1,5 millones de euros al año, lo que, en porcentaje redunda en una bajada del gasto de hasta un 13 por ciento en relación a la última liquidación.
No obstante, Sugrañes es consciente que el municipio mantiene aún una elevada deuda que supera los 12,5 millones. A pesar de ello, "el plan de ajuste proyectado hace posible y viable el pago".
La alcaldesa denuncia que el anterior gobierno de izquierdas se abstuviera el lunes en el voto para la concertación del préstamo para pagar las facturas que "ellos generaron" tras gobernar "sin freno ni control alguno".
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