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Visitó Nueva York por primera vez en 1997 y, desde entonces, Violeta Barca-Fontana, supo que volvería. La ciudad que la atrapó hace quince años la ha acogido ahora con los brazos abiertos. La menorquina, que estudió Realización Audiovisual y Producción Cinematográfica, se instaló el pasado mes de septiembre en el Lower East Side, un barrio que se ubica a orillas del Río East.

Mientras trabaja en un nuevo guión, Barca-Fontana busca financiación para rodar cuatro minutos de su proyecto titulado "Myths", una comedia negra en la que cinco personajes tratan de enfrentarse a sus propios miedos. La menorquina reconoce que vender un proyecto resulta complicado pero, de momento, no pierde la esperanza. Abrirse paso en la industria cinematográfica es una carrera de fondo pero la perseverancia y el entusiasmo de Barca-Fontana juegan a su favor.

¿Siempre ha sido una apasionada del cine?
Sí. Hay que decir que mi abuelo era un auténtico cineasta, siempre andaba con la cámara en mano. Recuerdo que cuando mis primos y yo éramos pequeños nos proyectaba sus películas, que eran básicamente documentales. Yo era la más pequeña y siempre que mi abuelo preguntaba quién quería ver una película levantaba rápidamente la mano, llevándome una colleja de los mayores por meter la pata. Ya de pequeña me gustaba mucho escribir, siempre andaba con la libreta escribiendo historietas. Más tarde, en la época en que tenía que escoger una carrera, me compré una cámara de video y en unos meses aburridos decidí rodar un cortometraje con mis amigas. Por falta de medios, grababa plano a plano y si nos equivocábamos rebobinaba la cinta hasta que quedaba bien, de tal manera que el corto ya estaba editado al acabarlo. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que esto me apasionaba. Pensé que mi familia me mandaría a paseo cuando dije que quería ser directora de cine pero la verdad es que siempre me han apoyado mucho.

¿Donde estudió?
En realidad me fui de Menorca con 17 años para acabar el instituto en el extranjero. Estuve en Estados Unidos y, en concreto, en el estado de Michigan. Posteriormente, llegué a Barcelona, donde estudié Realización Audiovisual en la escuela IDEP. Después quise conocer la otra cara de la moneda, saber cómo se hacen realmente las películas desde dentro. Me fui a Madrid a estudiar Producción en la escuela TAI. Pensé que en la capital tendría más oportunidades de trabajar en un rodaje a la vez que acababa los estudios.

¿Lo consiguió?
Sí. Durante mi primer año en Madrid ya pude trabajar en dos rodajes. Primero con el director José Luis García Sánchez y luego con Carlos Saura. Fui su segunda ayudante de dirección en su película "Salomé". Por otro lado, en mi último año en la escuela rodamos con alguno de mis compañeros de clase un largometraje titulado "La Fiesta", que más tarde distribuyó Disney. Posteriormente he estudiado interpretación, fotografía, dirección de actores, con el director Jaime Chávarri, y guión en la Factoría del Guión, donde tuve magníficos profesores como el dramaturgo y guionista Fermín Cabal, quien me alentó a seguir escribiendo y sobre todo a continuar con el proyecto de largometraje en el que ahora estoy metida.

¿Encontró trabajo una vez finalizados sus estudios?
Sí. La verdad es que he tenido bastante suerte, en España por lo menos. Lo difícil es meterte en la primera producción, luego es bastante fácil que de una película te salga otra, por lo menos antes. Ahora la cosa está completamente parada y es mucho más complicado. Trabajé en dos películas extranjeras que se rodaron en Menorca: "Hornblower II", de producción inglesa, y "Unsere Kinder! - Verschollen im Urlaub", de producción alemana. Luego me marché unos meses a Londres y también trabajé en alguna producción allí. En verano siempre volvía a Menorca y generalmente trabajaba en la Televisió Menorquina. Más tarde, cuando Disney se interesó por "La Fiesta" estuvimos concentrados en ese proyecto un par de años, hasta que se estrenó la película en 2003. Desde entonces he trabajado siempre como freelance realizando sobre todo videos corporativos y videoclips.

¿Cuándo decidió marcharse a Nueva York?
La primera vez que pisé nueva York fue en 1997 y desde entonces siempre quise volver. Regresé en varias ocasiones aunque la primera vez que me quedé en la ciudad una larga temporada fue en 2007 para estudiar dirección de cine en la New York Film Academy. Quería conocer de cerca la manera de trabajar y saber cómo funciona la industria cinematográfica en Estados Unidos.

¿Donde se alojó?
Alquilé una habitación en el Upper West, muy cerca del Central Park. Desde el primer día la ciudad me entusiasmó. Nueva York es una ciudad que te acoge con los brazos abiertos. En este sentido, no me costó nada adaptarme especialmente porque aquí puedes encontrar casi de todo. Hay restaurantes españoles en los que te da la sensación de estar cómo en casa y con el idioma pasa un poco lo mismo, escuchas casi tanto hablar en inglés como en castellano, algo que incluso es algo molesto para mi porque me interesa practicar inglés y desgraciadamente me encuentro hablando la mayor parte del tiempo en castellano.

¿Durante cuánto tiempo estuvo allí?
Todo un invierno. La verdad es que fue uno de los años más felices de mi vida. Por un lado porque volví a la vida de estudiante y por otro porque nos pasábamos todo el día escribiendo, ensayando y rodando. En dos meses participé en mas de veinte proyectos. Nueva York es una ciudad impresionante que te da infinitas posibilidades para rodar y contar historias así que, una vez acabó el curso, rodé un proyecto personal. La escuela se portó de maravilla porque me prestaron absolutamente todo el equipo, desde la cámara y el equipo de luces hasta la sala de edición y una sala a modo de oficina para el equipo de producción.

¿De qué proyecto se trataba?
Era un cortometraje titulado "Where´s Woody". Trata de una joven que se marcha a Nueva York con el único propósito de hacerle una entrevista a Woody Allen. Mi idea inicial era que, al final del corto, la protagonista consiguiera esa entrevista y, por lo tanto, que Woody Allen apareciera en los últimos minutos de metraje. Conseguimos contactar con él y me encontré un día entregándole en mano mi guión. ¡Creo que nunca he estado tan nerviosa en mi vida!

¿Aceptó?
El equipo de producción se encargó después de hablar con sus representantes. Todos estábamos sorprendidísimos al ver que tampoco nos daban un no definitivo, así que eso nos dio esperanzas. No obstante, al cabo de unos días nos dijeron que lamentablemente Woody Allen se había tenido que marchar fuera del país para rodar "Vicky, Cristina y Barcelona". De este modo, el final de mi historia cambió y pasó de ser una comedia pura y dura a ser una tragicomedia. Ese es el poder de Woody Allen, consigue hasta cambiar al género de las películas sin ni siquiera participar en ellas.

¿Volvió después a España?
Sí. Intenté encontrar trabajo en Nueva York pero es muy complicado que te den el visado. En aquella época había acabado de escribir mi segundo largometraje "Entre Raíles" y pensé que podía intentar venderlo en Madrid.

¿Resulta más complicado vender un proyecto en España?
En España todavía no tenemos una industria de cine consolidada así que es difícil vender una idea. Por el contrario, en Estados Unidos hay dos tipos de industria: la de Hollywood y la del cine independiente. La primera se rige por unas reglas muy estrictas pero muy básicas. Debes seguir una serie de pasos y, aunque el proceso de venta de un guión puede tardar unos tres años cómo mínimo, si el proyecto es bueno y ven posibilidades de ganar dinero con él puede venderse con bastante probabilidad. El principal problema es conseguir contactar con las personas que deciden si ese proyecto es factible o no. De todas maneras, el primer paso es siempre encontrar un agente, sin él no tienes nada que hacer porque las productoras no querrán ni leer el título. Digamos que un agente es un mediador que les asegura que no habrá ningún problema.

¿Cómo funciona la industria del cine independiente en Estados unidos?
En este caso puedes optar por tratar de acceder a los festivales de guiones. Si ganas alguno de los importantes, es fácil encontrar un productor. Incluso muchos festivales te aseguran que los guiones son entregados a productoras que están buscando proyectos nuevos. Luego existen otras vías, como conseguir dinero privado y sacarlo adelante, lo mismo que suele ocurrir en España para los que no hemos tenido la suerte de que nos produzcan.

Parece complicado abrirse paso en este mundo...
La verdad es que sí. Es una carrera de fondo. Es como si estuviéramos en un campo de batalla en el que todos vamos avanzando muy poco a poco y, de vez en cuando, ves caer al de al lado. Es muy fácil desmoralizarse y tirar la toalla pero, al mismo tiempo, hay mucho compañerismo y nos apoyamos unos a los otros tratando de evitar que eso pase.

El pasado mes de septiembre volvió a Nueva York ¿Qué le empujó a cruzar el charco de nuevo?
El guión que acabo de terminar. La idea de la historia comenzó a fraguarse en el 2008 cuando me fui a Los Ángeles a dirigir un episodio piloto de la serie "The Director's Nuts". Después pasé una temporada en Nueva York editándolo y fue entonces cuando surgió la idea. Sin embargo, hasta 2010 no la desarrollé realmente. Se trata de una historia que tiene lugar en Nueva York y pensé que era el momento apropiado para venir y tratar de vender el proyecto en Estados Unidos.

¿Qué tipo de historia es?
Se titula "Myths" y es una comedia negra. Cinco personajes tratan de enfrentarse cada uno a su propio miedo encontrando consuelo en un coro griego cómico. Es una misma historia contada desde cinco puntos de vista diferentes, tal es así que tanto los diálogos, vestuario o localizaciones son diferentes cada vez que la vemos de nuevo. De esta manera creo que refleja mucho mejor la idea de que aunque vivamos una misma historia, ésta puede llegar a ser completamente diferente para cada una de las personas que la ha vivido. Me parece muy interesante ver de qué manera la gente percibe y siente las distintas cosas que les pasan y todo tiene que ver con nuestra cultura, de qué manera hemos crecido, nuestros traumas, de cómo nos sintamos en ese momento o de cómo encaremos nuestros miedos.

¿Ha habido suerte a la hora de mover el proyecto?
La verdad es que es muy complicado. Apenas acabo de empezar a mover los hilos para poder conseguir algo de dinero para rodar unos cuatro minutos como muestra para los productores. La gente puede pensar que cuatro minutos no deberían costar mucho, pero mi intención es rodarlos con la misma calidad con la que rodaría el resto de la película si tuviera ya productor y, por lo tanto, estamos hablando de unos 15.000 dólares. Una opción nada fácil pero no imposible es conseguir que algún actor famoso aparezca en la cinta. Yo he conseguido que le entreguen a Julianne Moore, una actriz que me encanta, material informativo del proyecto por si le pudiera interesar. Teniendo a algún actor famoso es bastante probable que pueda conseguir financiación.

¿Tiene algún otro guión en marcha?
Sí, estoy ya empezando a escribir otro largometraje, también situado en Nueva York, pero esta vez habrá una presencia española bastante significativa en la historia. "Myths" está escrito en inglés y los personajes son completamente americanos. Pensé que así sería más fácil vender la historia, pero me equivoqué ya que cuando llegué a Nueva York y hablé con algunos productores me comentaron que echaban en falta algo español o latino. Resulta que, sobre todo lo latino, aquí está muy de moda y es lo que están buscando. Por otra parte, sobre todo para el cine independiente, los proyectos que vienen de Europa tienen mucho tirón. Así que este nuevo guión será inglés pero incluirá detalles de la cultura española. Si en "Myths" hablo de los miedos que todos tenemos, como a la muerte, a la soledad o al fracaso, en el próximo guión quiero hablar del abandono. No obstante, todavía estoy en una etapa muy inicial.

¿Cuanto tiempo tiene previsto quedarse en Nueva York?
Todo lo que pueda. Si todo sale bien quiero tratar de vender el proyecto de "Myths" y el siguiente. Mientras Nueva York me quiera aquí, aquí estaré. La verdad es que la ciudad me encanta, es muy sencillo encontrarse a gusto. Hay tanta diversidad de gente que eso hace que no te sientas nunca como una extranjera, así que me siento casi como en casa.

¿En qué zona de la ciudad vive?
En Lower East Side, una zona que me encanta, llena de bares y restaurantes, muy animada y con mucha gente joven. El piso en el que vivo es de un artista neoyorquino que conocí no hace mucho pero con el que conecté desde el primer momento y con el que espero colaborar en futuros proyectos. El apartamento tiene tres habitaciones que se alquilan sobre todo a turistas que van y vienen así que la mayor parte del tiempo estoy sola.

Parece sentirse especialmente atraída por Nueva York...
Es que me gusta todo de esta ciudad. Siento que Nueva York está realmente viva, puedes conversar con ella y al final te responde, en mi caso siempre de una forma positiva. Lo único que no me gusta son las bajas temperaturas del invierno. Yo he llegado a llorar literalmente de frío. Si no fuera por el frío, Nueva York sería insoportablemente perfecta. Otra de las cosas que me encantan de Nueva York es que hay muchas posibilidades a nivel artístico y, por tanto, es facilísimo contactar con gente que tiene las mismas inquietudes que tu.

¿Alguna costumbre sorprendente?
Me resulta muy curioso ver a todas las ejecutivas vestidas de traje con sus faldas y chaquetas caminando por la calle con unas bambas de lo más llamativas. En Nueva York se camina muchísimo, así que lo que hace la gente, sobre todo las mujeres que tienen que llevar tacones, es meterlos en el bolso y salir a la calle con las zapatillas de deporte. Al llegar al trabajo se las cambian y como si nada.

¿Suele visitar Menorca?
Siempre que puedo. Cuando vivía en Madrid viajaba a la Isla cómo mínimo tres veces al año. Ahora, quizá lo hago menos de lo que me gustaría. Echo de menos a mi familia y a mis amigas de siempre, así como la tranquilidad. Mi cabeza, cada equis meses, necesita volver a Menorca.

¿Vivir en la Isla es compatible con sus aspiraciones profesionales?
En principio no y por ello no me planteo instalarme en la Isla en un futuro próximo. Mientras quiera dedicarme al cine sería muy complicado volver. Quizás más adelante. De todas maneras, siempre que puedo trato de pasar largas temporadas en la Isla.


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