"Ya pintaba las caras de mis compañeras cuando yo bailaba"

¿Cómo surgió su afición por la pintura?
Cuando iba al colegio, mis mejores notas siempre eran en pintura. A los 13 años, mi padre me apuntó a la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla para seguir con ello pero, con 18, me fui a Madrid a bailar en varias compañías de danza clásica, española y flamenco. Cuando íbamos de viaje siempre pintaba las caras de las bailarinas. En 2002 dejé de bailar y me dediqué plenamente a la pintura.

Actualmente expone en el Espai d'Art Xec Coll de Ciutadella. ¿Cómo definiría su estilo?
Soy autodidacta y mi estilo es realista y figurativo. Ya he realizado numerosas exposiciones pero en Ciutadella pueden verse 33 obras divididas en dos salas. En la primera hay más paisajes y bodegones, mientras que en la segunda hay una temática árabe e hindú. Me llama la atención la fuerza de sus caras, los colores de sus ropas... Siempre me ha impactado. La muestra estará hasta el día 23.

También ha sido bailarín durante muchos años. ¿Cómo empezó?
Fue al llegar a Madrid. Empecé en diferentes tablaos para después trabajar con la compañía Mariemma, que me llevó a actuar en festivales por toda España, Milán, Salzburgo, entre otros puntos durante los años 60. También estuve en Japón en el 86 como artista invitado, así como en Moscú y Siberia. En esta compañía conocí a mi mujer, Concha. Nos casamos y llevamos bailando juntos toda la vida.

¿Cuáles son sus planes de futuro?
Me ha propuesto hacer una exposición en Madrid de retratos de bailarines. En junio o julio expondré en Palma y, en diciembre, vuelvo a Casablanca. Mi objetivo es que mi pintura guste, que se vea mi trabajo. Y siempre seguir aprendiendo.