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No siempre es posible mantener permanentemente una relación de amistad, la vida, sus continuos vaivenes nos lleva de un lado a otro y los vínculos personales aparentemente, se difuminan, pero cuando la amistad es auténtica, de las que dejan poso, el "caliu" sigue estando allí, tan vivo como siempre, solo basta retirar el polvo acumulado y reaparece de nuevo con la misma "tendresa" de siempre.

Con Miquel Cardona Florit, amigo entrañable, se produjo este fenómeno, al volvernos a encontrar surgieron tiempos ya muy lejanos que revivimos con la intensidad de un ayer que siempre será presente.

Creía que habías nacido en Ferreries, de padre ciutadellenc y madre ferreriense, pero veo que no, que naciste aquí, en Ciutadella.
Efectivamente, mi hermana Maria Àngels, la mayor de los tres hermanos, nació en Ferreries pero mi hermano y yo nacimos aquí, además debo puntualizarte que mis padres, los dos, eran de Ferreries.

Tu aprendizaje docente, ¿dónde lo iniciaste?
"A ca ses monges" de la Compañía de María, luego pasé a "Cas Padres" y a los 10 años ingresé en el Instituto Laboral, entre cuyos profesores estaba el Sr. Maestro, que lo era de gimnasia y de aquella asignatura que se denominaba "Formación del Espíritu Nacional". Al finalizar el tercer curso me cansé y dije que no quería seguir estudiando, que quería trabajar y así lo hice, sin embargo posteriormente mi hermana y mi padre consiguieron que volviera a las aulas y así lo hice pero por libre y terminé el Bachillerato Elementar, en el Instituto de Maó, en parte gracias a la buena preparación que recibí del profesor Gabriel Juliá.

Tras un paréntesis del que más adelante hablaremos, marchaste a Barcelona.
Sí, las influencias familiares ya apuntadas hicieron que me decantara por una carrera corta y elegí Artes Gráficas, la de la composición manual, que cursé en los Salesianos de Barcelona; una carrera de tres años que yo realicé en dos porque me convalidaron algunas asignaturas por tener el título de Bachiller Elemental.

Antes de tu etapa en la Ciudad Condal trabajaste en Maó, concretamente en "La Fantasía".
Sí, y durante tres años; en el esquema familiar mi hermano iba para sastre y yo me ocuparía de la tienda, digamos como dependiente e hice mi aprendizaje en "La Fantasía"; durante aquella etapa vivía en "Can Jeronia", una pensión situada en la calle Anuncivay, esquina calle del Norte, en donde también se hospedaba tu amigo Antonio Verger, excelente persona e incisivo periodista, con el que hice muy buenas migas.

Posteriormente trabajaste en la Imprenta ROVI, y te adentrarte en las entrañas del "Menorca".
A finales de los 70 se dio esta circunstancia; trabajaba de día y por las noches acudía al "Diari", colaborando con un "acudit", una viñeta humorística que en su primera fase bauticé con el nombre de "Sonría por favor" y posteriormente de "Bon dia"; viñeta que reflejaba esquemáticamente algún acontecimiento de la actualidad. Aquella fue una etapa inolvidable, de la que guardo un recuerdo imborrable, con Mateo Seguí, Paco Pons Capó y algunos más… con Mateo Seguí junior, prematuramente desaparecido, tuve una relación de amistad entrañable, ya fuese por la edad o por las muchas coincidencias de ideas y principios, un amigo inolvidable… repetiré que fue una etapa inmejorable, con muchos y buenos recuerdos.

Hasta llegar a establecerte aquí hubo algunos "entrebancs".
Los hubo; estuve a punto de adquirir la imprenta ROVI, luego otra en Alaior pero ninguna de las dos intentonas cuajó, hasta que en el 71 me asocié con la imprenta "des Racó", paso esencial ya que de ahí, del "Cardona tipo of-set" en que introduje los ordenadores y demás adelantos técnicos del sector y por primera vez en Menorca, hasta la fusión con la imprenta Allés anduve un largo trayecto que finalizó cuando dejé los bártulos profesionales e inicié un nuevo camino.

En la Galería "Retxa Plus S.L."
Allí me dediqué yo diría que al arte "puro", al diseño gráfico, a hacer libros (montarlos), a diversas cosas más como exponer o presentar a los nuevos artistas.

¿Cómo definirías tu "ir haciendo camino"?
Diciendo que he disfrutando trabajando; siempre he sido feliz, sin exigir grandes cosas, pero haciendo aquello que me apetecía hacer y trabajando con ilusión y sin dejar de sonreír.

Vivir en Maó siendo "orgullosamente" ciutadellenc, ¿era fácil de llevar?
Sí, ten en cuenta que era joven y que me monté la vida a mi manera, el trabajo era lo primordial pero luego, tras la comida, acudía al local de Acción Católica, en la plaza Reial, y allí lo pasaba de maravilla, con el Padre Petrus, y tú mismo, y en donde cimentamos nuestra amistad; también acudía al Ateneo para estar al día a través de la prensa y comentándolo todo con personajes como Joan Pons Moll, Miquel Vanrell, Juan Mercadal, Tirso Pons, Andreu Murillo… con ellos, los que todavía están a pie de obra, sigo manteniendo una muy buena relación de amistad.

Intelectual o provocador/dinamizador cultural. ¿Cómo te consideras?
He tocado muchas teclas, porque siempre he sentido una gran "amorosia", para todo lo cultural y lo humano, sin duda motivado por mi formación humana; primero estuve, en mis años de juventud, en la asociación Domingo Savio, de "Calós", luego en la JOC (Juventud, Obrera Católica) con el padre Echarri, un gran educador, un salesiano al que le debo mucho; posteriormente el Cine Club y el Cercle Artistic han sido mis referencias.

Cultura y política, ¿te atraen?
Sí, especialmente la primera, en cuanto a la segunda, diré que al casarme hice una promesa a mi esposa y he sido fiel a ella; la promesa fue de no meterme en política.

Tu inserción en el mundo de la pintura, ¿cómo se produjo?
De chaval, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, respondía que durante la semana sería sastre, a excepción de los jueves, en que sería pintor. Creo que ello se debía a que los jueves con los salesianos salíamos de excursión y yo interpretaba que era un día para dedicarlo a tus aficiones. Luego cuando en el 73 me casé comencé a pintar y en el 80 al abrir la galería seguí haciéndolo, y aunque no disponía de mucho tiempo, porque trabajaba casi a destajo, lo hice con intensidad; en verdad aquella fue otra etapa muy gratificante.

Con la formación incluida de un grupo de pintores, colectivo en el que había varias mujeres.
En total éramos seis, María Sintes, Nina Camps, Martina Faner, Coll, Jaume Fedelich y yo. Un grupo de amigos muy bien avenidos y con mentalidad positiva.

En el plano personal has obtenido varios premios.
Cierto, en el Ateneo obtuve, en diversas convocatorias, la Medalla al Mérito, la 1ª Medalla y la de Honor; en el certamen convocado por la Caixa conseguí la Medalla de Oro y del Ayuntamiento de Maó, la Medalla al mejor pintor menorquín. Recientemente he sido finalista en el certamen "Ciutadellencs de s'Any".

¿Cuáles son tus pintores favoritos?
Aunque son muchos, te citaré a tres: Velázquez, Zurbarán y Matías Quetglas.
Hay un dato poco conocido de tu peregrinaje, tu faceta de jugador de basket.
Pues sí, jugué al baloncesto en el C.B. Ciudadela, como era su denominación. Incluso conseguimos el subcampeonato de Menorca, frente al La Salle, aquí ganamos nosotros pero en Maó vencieron ellos aunque con "ayudita" arbitral. Lo que no recuerdo es si el entrenador era l'Antuan o el propio señor Maestro.

Un punto y aparte se produjo cuando fuiste nombrado "pregoner" de las fiestas de Sant Bartomeu de Ferreries.
Sí, un momento entrañable en grado sumo. Fue en las fiestas del 2006 y aunque no nacido en Ferreries me identifico plenamente con este pueblo, no solo por mis raíces sino también por mis vivencias juveniles que en aquel momento afloraron con intensidad. Sin duda ha sido un acto que guardaré de por vida en mi archivo de mis mejores recuerdos.
Volvamos a la pintura; estos últimos días se ha ido el "maestro de la abstracción", Antoni

Tàpies. ¿Cómo lo definirías?
Como un gran pintor y creador. En algunos momentos su pintura fue algo "amanerada", pero tuvo una gran fuerza expresiva, con cuadro interesantísimos.

Y a ti, ¿cómo te defines?
Siempre me he considerado como un pintor inmerso en el "nou realisme", que he ido creciendo a través del trabajo y de algunos consejos de Matías Quetglas. En cierta ocasión me dijo que debía pintar del natural, no sobre una fotografía; haciéndolo al natural siempre surge algún cambio, ya sea de luz, un reflejo o una diferente ubicación, lo que no ocurre si pintas sobre una fotografía, que nunca deja de ser una fotografía.

Con referencia a otra de tus aficiones, a la lectura, ¿sigues en ello?
De joven leí mucho, luego en mi etapa profesional seguí haciéndolo pero como corrector, que es una forma diferente de leer, ahora he vuelto a recuperar el hábito o la necesidad de leer por afición y lo hago con asiduidad; actualmente estoy leyendo "El precio del trono", de Pilar Urbano, un libro muy interesante que me acerca a la realidad de unos hechos de los que carecía de los datos concretos que aparecen en el libro.

¿Tienes algún libro de cabecera?
Muchos, pero tres por excelencia, el Nuevo Testamento, el "Folklore menorquí de la pagesia", de Francesc Camps i Mercadal, y aunque te parezca raro, "La venganza de Don Mendo", de Pedro Muñoz Seca.

¿Te gusta la poesía?
A las personas sensibles la poesía suele ser una referencia obligada. Entre mis autores predilectos están Lorca, Machado y Costa i Llobera.
La evolución de Ciutadella, en el ámbito artístico/cultural, ha sido importante y positiva.

¿A qué se debe?
A varias causas, una es la evolución natural de una sociedad inquieta y con voluntad de mejorar; luego a la insularidad, que a pesar de su carga negativa, estimula la inquietud creadora, incluso investigadora; antes estábamos completamente aislados, ahora internet nos permite una conexión más cercana y directa, pero seguimos manteniendo nuestra capacidad creadora.

Es posible que también se deba a que el censo de profesionales liberales haya aumentado, como el número de universitarios. ¿Es posible que sea así?
La aportación de estas personas es importantísima. El haber pasado por la universidad entraña una cuota positiva, porque la universidad, cuanto menos, proporciona una pátina de cultura y conocimientos nada despreciables.

En este campo, ¿existe algún déficit significativo?
La carencia del Teatre des Born. En Ciutadella existe una gran tradición hacia el teatro y que no podamos disfrutar de esta sala, de este teatro, frena muchas iniciativas y las que se llevan a cabo carecen del envoltorio de un auténtico coliseo.

Podríamos hablar de Juan XXIII, o del Concilio Vaticano II, porque a ambos aquella eclosión, aquel "aggiornamento" nos sedujo. Actualmente y al mirar hacía atrás, ¿qué sientes?
Que fue una etapa maravillosa en la que la Iglesia abrió sus puertas para airearse, para recuperar el mensaje evangélico y ponerse al día e interpretar los signos de los tiempos; pero desgraciadamente las puertas ventanas se fueron cerrando, y aquel mágico "aggiornamento" que ilusionó a tantos creyentes ha ido desapareciendo envuelto en una telaraña tejido por el conservadurismo más intransigente.

"Hem perdut el nord?"
Hace años, muchos antes de que empezáramos a hablar de la crisis, vivíamos como no podíamos vivir; el cambio de mentalidad trajo como consecuencia querer disfrutar de todo tipo de comodidades, la filosofía del tener sobre la del ser, impuso sus principios y nos lanzamos a una carrera, loca y desmesurada, por atesorar cuando más mejor y esto había que pagarlo, porque el nuestro no es un país para despilfarrar… perdimos el norte y algo más por ello era necesario que soplara la tramontana para que se llevase todas las impurezas y saneara el ambiente, haciéndolo más respirable y menos contaminado.

¿Los políticos deberían responsabilizarse de sus imprudencias?
Los políticos no son responsables de todo cuanto ha ocurrido, pero llevan parte de culpa y quienes han pecado de imprudencia o han metido la mano en el saco, deben atenerse a las consecuencias y bailar con la más fea.

Persona sumamente sensible como eres, ¿qué te preocupa especialmente?
El que la gente aprenda a ser feliz; necesitamos de ello, de no caer en el pesimismo sino afrontar el futuro, también el presente, con otra mentalidad, con otra filosofía de vida menos agresiva, más compartida. Reír, incluso reírte de ti mismo, es una gran terapia para un cambio a mejor.

Me has hablado de lo bien que lo pasábamos con el padre Petrus en el local social de Acción Católica, te adelantaré una frase suya, de "Cuadernos recuperados", dice así: "Bienaventurados los que ríen porque ellos son sembradores de ilusión y de esperanza".
Acertada, porque ahora necesitamos de muchos sembradores de esperanza.

¿Te preocupa el futuro de tus hijos?
Para mí lo fundamental es que los veo felices en su trabajo. Sé que en estos momentos nadie puede garantizar el futuro, ni a ellos ni a cualquier otro joven, pero confío en que sabrán estar a las duras y a las maduras.

"Salvarem els mobles?"
Desde mi posicionamiento cristiano y mi optimismo, debo decirte que sí, que llegarán tiempos mejores, aunque el camino hacia un futuro mejor no será fácil, sobre todo para aquellos que fundamentan su felicidad en el tener.

Y a la vida, ¿qué le pides?
En el plano personal, que pueda sentirme como hasta ahora; cuidado y querido como lo he sido siempre y si es posible, ver evolucionar a mi familia. En lo que al resto se refiere, que aprendamos a meternos "dins la pell del altres", haciéndolo así seríamos más comprensibles y tolerantes.

En el deseo personal, he visto la imagen de su esposa, una mujer que ha sabido completar a un forjador de ilusiones, ilusiones capaces de crear un mundo de justicia, de fraternidad y de amor.