¿Cómo empezó su afición por la música y cómo se convirtió en su profesión?
De joven, en Colombia, ayudaba a mi padre a montar equipos de música para grandes conciertos. Así empecé a cogerle el gusto. Luego trabajé en una discoteca en Cali, que es la capital salsera de Colombia. Allí estuve unos años, cogí experiencia como Dj hasta que decidí buscar nuevas fronteras.. y llegué a Ciutadella.
¿Cómo logró trabajar de Dj aquí?
Mi primer trabajo en la Isla fue de camarero en el quiosco de la Plaça des Born. Me permitió entrar en contacto con la sociedad menorquina, la cultura y la gastronomía. Es un lugar por el que pasa todo el mundo y me ha permitido conocer a mucha gente. Entonces, en mis tiempos libres, empecé a estudiar catalán, lo entiendo perfectamente y lo estoy intentando hablar. Después estuve un par de años trabajando en la construcción, hice de socorrista y, por cosas de la vida, volví al quiosco des Born, con el apoyo de mi jefe, Fel. Es donde estoy trabajando actualmente de camarero y como Dj en Sa Kova.
Fue uno de los pioneros en la introducción de la música latina en la Isla... ¿Cómo recuerda los inicios?
Empecé a pinchar en Asere, el primer local de Ciutadella de salsa y de música latina. Me dediqué a mezclar los ritmos de la salsa con los ritmos de las otras culturas que traían los emigrantes que llegaban a la Isla. Fue cuando introduje el merengue y la bachata (dominicanos), la salsa puertorriqueña, la salsa cubana, el reguetón (latino house), el ballenato de Colombia, la samba de Brasil, la cumbia guillera de Argentina y ritmos africanos, y muchos otros. También he trabajado en diversos locales y en fiestas organizadas para promover la integración. He intentado que mi música sea un punto de encuentro entre emigrantes y menorquines.
¿Gusta a los menorquines?
Sí, porque les resulta un panorama musical desconocido. Con mi música en Sa Kova también han actuado artistas en directo, como Over, bailarín colombiano de Puerto Tejada; Ablaye Seck, con los tambores; o grupos de capoeira y samba. Son espectáculos a los que no sólo asisten emigrantes, también acude gente de toda la Isla. Es una manera de reunir en un mismo espacio muchas nacionalidades y disfrutar a través del ritmo. Aprender a bailar y conocer otras culturas. En la discoteca se han conocido muchas parejas que hoy día son matrimonio.
Entonces, el resultado de su música para la integración es positivo...
La discoteca se convierte en un espacio ideal para que los emigrantes nos integremos con la sociedad menorquina en un entorno lúdico. Sin querer, sirvo de puente entre las culturas y las personas.
¿Qué objetivo le mueve?
Estoy muy satisfecho con mi trabajo. Mi ilusión es conseguir que todos los emigrantes nos apoyemos, nos ayudemos… Necesitamos más unión. Es importante que hagamos piña porque estamos lejos de nuestra tierra.
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