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El informe Gadeso determina que una mayoría de ciudadanos son partidarios de que el Gobierno dé un paso decidido para que los derechos de las trabajadoras domésticas se equiparen al resto de trabajadores. La nueva Ley, pactada por el Gobierno y los sindicatos, se proyecta para luchar contra la contratación irregular, por lo que la Fundación Gadeso ha abordado una encuesta con el fin de conocer la opinión ciudadana y analizar la realidad socieoeconómica en Balears sobre la reforma laboral que afecta el trabajo doméstico.

Pese a que una mayoría apoya la nueva Ley, un importante grueso de encuestados considera que la iniciativa "no servirá para nada" y que la situación de este colectivo seguirá siendo irregular. De hecho, los optimistas son minoría: sólo un 5 por ciento considera que la ley cumplirá sus objetivos, mientras que un 15 por ciento de los encuestados afirma que sus efectos están aún por ver.

Según el estudio socieconómico realizado por Gadeso, el nivel de contratación legal en el trabajo doméstico "es muy bajo, sólo el 10 por ciento de los trabajadores y trabajadoras domésticos tiene un contrato, por lo que facilita situaciones de desamparo y abuso laboral". El informe destaca que más del 50 por ciento de las personas que trabajan en casas particulares sin contrato son inmigrantes, de los cuales el 56 por ciento se encuentra viviendo en Balears de forma irregular, sin papeles. El informe recoge que esta realidad "provoca que la crisis afecte de manera más acusada a los trabajadores domésticos".

El estudio de la Fundación Gadeso pone en evidencia que una gran mayoría de las personas que se dedican a las labores del hogar proviene de países latinoamericanos, seguidas a gran distancia por las trabajadoras procedentes de Europa del Este. El perfil es el de una mujer de entre 31 y 45 años, con un dato revelador: crece el porcentaje de trabajadoras domésticas con estudios secundarios, incluso superiores. Se detecta que con la crisis, cada vez hay más mujeres españolas que optan por el trabajo doméstico. La mayoría de las trabajadoras españolas vive con su familia, mientras que el 47 por ciento de las inmigrantes viven solas, alejadas del núcleo familiar. Un 21 por ciento del colectivo forman hogares monoparentales. En caso del cuidado de las personas mayores, la mayoría de las internas (un 57 por ciento) reside en la casa donde trabaja con dedicación completa, mientras que en el cuidado de niños, la mayoría de las trabajadoras ejerce su trabajo por horas.