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Esta es la primera temporada turística, desde 2006, que el Club Nàutic Ciutadella puede atender la demanda de amarres de tránsito. La entrada en funcionamiento del dique y el traslado de las líneas regulares de pasajeros a Son Blanc ha permitido a la entidad recuperar los 26 puntos de atraque destinados a barcos visitantes.

El Moll de la Trona se abrió de nuevo a principios de junio, tras la inauguración del dique. Desde después de Sant Joan, el muelle vecino a la sede de la entidad se llena casi a diario de yates de diversa procedencia que recalan en la Isla para hacer turismo. "En los últimos veranos, la demanda superaba la oferta de amarres disponibles. Ciutadella se había quedado fuera del mapa porque las tripulaciones sabían que era casi imposible encontrar un punto de amarre en el puerto. Ahora la cosa ha cambiado", explica la gerencia de la entidad.

De hecho, en los últimos veranos sólo había 17 amarres en tránsito disponibles: los cinco existentes frente a los restaurantes del puerto y otros doce en Cala en Busquets. A éstos se suman ahora los 26 del Moll de la Trona. Los responsables del Club Nàutic están satisfechos con el nivel de ocupación desde la puesta en funcionamiento del Moll de la Trona. "Está casi lleno a diario. Los días de mal tiempo la ocupación es del cien por cien". A partir de la próxima semana se espera un aumento de la demanda y prevén que haya lleno a diario, tanto en el Moll de la Trona como en Cala en Busquets. Ports cede en concesión al Club Nàutic los amarres en tránsito y el aumento de la oferta repercute en los ingresos de la entidad que los gestiona.

Perfil del visitante
Según los responsables del Club Nàutic, los usuarios de los amarres de tránsito suelen ser un tipo de clientela de poder adquisitivo medio-alto, que aprovecha la estancia para abastecer el barco. Son clientes que visitan la ciudad y los restaurantes. Los barcos que atracan suelen ser yates de entre doce y catorce metros de eslora. La envergadura de la embarcación determina la tasa que satisfacen a la entidad por amarrar.

En el club náutico, los usuarios disponen de servicios como duchas y abastecimiento de luz y agua. Los clientes son en su mayoría turistas nacionales, seguidos de los de nacionalidad francesa y otros europeos. Alrededor de un 30 por ciento de las llegadas son yates chárter, alquilados en Palma, Barcelona o Maó que piden pernoctar en Ciutadella. La estancia habitual suele ser de entre una y dos noches, aunque hay excepciones con más jornadas de pernoctación, también dependiendo del mal tiempo.