Alejandro Klecker de Elizalde es licenciado en Ciencias Políticas y posee el doctorado en Globalización de la Economía. Ha sido vocal en el Centro de Estudios Superiores de la Defensa Nacional y, por ello, ha estudiado la historia naval española de los siglos XVII y XVIII. Klecker, que realizó ayer una documentada disertación en el Ateneu de Maó sobre la Armada española del primer tercio del XVIII, aseguró que no hubo una estrategia de conquistar el Mediterráneo y Menorca, a pesar de poseer un puerto estratégico.
¿Qué papel jugó la Armada en el Mediterráneo?
Se distinguió por tres grandes cosas. La primera función fue la de asegurarse las plazas del norte de África y luchar contra la piratería berberisca, antes que recuperar Menorca y Gibraltar. La Armada utilizó galeras, que sólo podían navegar entre mayo y octubre, por su facilidad para acceder a ensenadas y pequeños puertos de la costa norteafricana, a diferencia del galeón o el navío. La segunda, asegurar el canal de comunicación y mantener un correo dinámico con las Dos Sicilias. El tercero fue el intento de recuperar Gibraltar y Menorca, que estaba condicionado por disponer de un volumen de flota lo suficientemente importante para actuar de manera inmediata.
Por tanto, el Mediterráneo y Menorca fueron secundarios.
Sí, fue un objeto totalmente secundario con respecto al Atlántico, que era el escenario primordial: asegurarse El Ferrol, como la gran base naval española, y que nunca se tomase Cádiz. También se realizaron dos grandes búsquedas: el paso del noroeste por Alaska para hacer la ruta más corta, que España intentó con decenas de expediciones en el siglo XVIII; y mantener la exclusividad comercial en el Pacífico y, por supuesto, en el Atlántico.
¿Y la importancia del puerto de Mahón?
No hubo una estrategia de conquistar el Mediterráneo, como cuando sucedió desde el siglo XVI hasta la batalla de Lepanto, donde el Mediterráneo estaba partido en dos fuerzas, España y Turquía. Es cierto que Menorca era el puerto llave del Mediterráneo, pensemos que en aquella época Inglaterra todavía no tenía ni Chipre ni Malta, pero el interés de la Armada era asegurarse el Atlántico, donde estaba el canal económico y financiero.
Un cambio en la estrategia política.
La monarquía española había aprendido bien la lección de Lepanto, de volcarse en el Mediterráneo cuando lo que interesaba eran las Indias. Esa actitud tendrá unas connotaciones políticas que marcan la historia de España durante 300 años. El interés de la Corona de Aragón, Cataluña y Balears fue proyectarse en el Mediterráneo, mientras que el objetivo de Castilla y Andalucía fue la vertiente atlántica.
¿Cuál fue el potencial naval de España?
España tuvo una capacidad naval impresionante en el siglo XVIII, pero no fue una potencia de primer nivel. Además, Francia tenía una excelente plaza con Tolon.
¿Qué representó para España la construcción naval?
Hay un tema sobre los bosques que es desconocido para la gran mayoría. Poca gente sabe que Sierra Morena fue un departamento marítimo al mando de un capitán de navío. Primero cinco y luego en hasta 20 leguas de la costa, todos los bosques de España eran propiedad de la Armada y estaban al mando de ingenieros de la fuerzas marítima.
¿Tuvieron los ingleses mejores buques?
Conviene insistir en la supresión de ciertas falacias históricas. Los mejores barcos eran los españoles y los ingleses copiaban los modelos.
Pero existe la opinión generalizada de que la marina inglesa era superior a la española.
No solo no es cierto, sino que es lo contrario. Durante prácticamente 300 años España consiguió mantener el tráfico marítimo y el dominio, primero del Atlántico y segundo del Pacífico, que se llamaba el lago español. Durante este periodo 11.000 navíos atravesaron el Atlántico, de ellos 500 se hundieron, pero en combate frente a los ingleses solo se perdieron 111, lo que solo representa un uno por ciento del total. Pero, claro, tenemos dos grandes acontecimientos nefastos, que son la pérdida de la flota en Rande, en Vigo, durante la Guerra de Sucesión, y Trafalgar.
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