Maria Isabel Cano Riudavets es una joven mahonesa de 29 años. Tiene estudios, trabajo e incluso la suerte de haberse podido comprar un piso. Ha sido una de las indignadas de Sol en Madrid. Subraya que no es de estética punk, ni hippie y que tampoco pertenece a la generación "Ni-Ni". Tan sólo una persona más indignada por estar viviendo "no sólo una crisis económica sino también una crisis del Estado del Bienestar provocada por la mala gestión política, por la corrupción, la privatización, la especulación y por los abusos del sistema financiero".
¿No le parece increíble que una red social haya liado una manifestación de indignados de tal magnitud como la de Sol?
Sí, es increíble pero hay que destacar que mucha gente que desconocía este movimiento se ha ido uniendo poco a poco. La primera manifestación se realizó el 15 de mayo, se convocó a través de redes sociales y la participación fue multitudinaria. Lo que nadie se imaginaba es que las concentraciones que se sucedieron después del 15-M iban a abarrotar no sólo la Puerta del Sol de Madrid sino todas las calles colindantes y las plazas de otras localidades de todo el país. En realidad no debería sorprendernos, es mucha, muchísima la gente que está indignada.
¿Por qué cree que la sociedad ha estado tanto tiempo dormida?
Hay una parte de la población que, afortunadamente, ya ha despertado. Sin embargo, vivimos en una sociedad de consumo, individualista y muy egoísta. La gente ha ido despertando a medida que la crisis ha ido afectando a su bolsillo. Muchos piensan: "A mí no me va a afectar", y hasta que no se vean en la calle no van a abrir los ojos.
¿Por qué decidió sumarse a las manifestaciones de Sol?
Me uní porque sentía que era mi deber y porque estaba un poco harta de ver tanto abuso. Soy trabajadora social, trabajo con personas en riesgo de exclusión social, en Madrid. Cada día veo familias enteras en una situación de vulnerabilidad social escalofriante que no merecen. Son gente como tú y como yo, como tus padres o tus vecinos. Son jóvenes en paro sin ilusión; padres de familia con órdenes de desahucio que, después de entregar las llaves al banco, llevan a cuestas una deuda para toda la vida; personas de 45-50 años que han trabajado toda su vida en un mismo sector y ahora se ven en la calle con una formación obsoleta porque en su momento no la necesitaban y que les impide volverse a reincorporar al mercado laboral; madres y padres que tienen que ir a los bancos de alimentos a por leche, arroz y otros productos de primera necesidad, sintiéndose humillados porque nunca imaginaban que iban a encontrarse en esta situación. Incluso yo misma he sufrido la decepción de que, con dos carreras universitarias, un máster y una amplia experiencia profesional me han ofrecido jornadas completas, como técnico superior, a 800 euros al mes. Es por eso y por muchas cosas más por las que me uní. Es injusto que nuestros políticos, que cobran sueldos inalcanzables sean los que decidan que los ciudadanos tenemos que vivir con menos de 800 euros.
¿Qué tipo de gente hay en las concentraciones? ¿Es verdad que se trata de una manifestación que no tiene que ver ni con derechas, ni con izquierdas?
Los que nos manifestamos somos gente de derechas, de izquierdas, de centro, nacionalistas… Hay de todo, sobre todo gente joven estudiante, gente a la que se la inculcado la honradez, el esfuerzo, el estudio y el sacrificio, y que no tiene ningún tipo de aliciente en su futuro personal y profesional. También hay gente de mediana edad, padres de familia, trabajadores, pensionistas o prejubilados. Una de las anécdotas que más me emocionó fue que el pasado viernes 20, cuando me dirigía con mis amigos a Sol nos encontramos a un matrimonio de unos sesenta y tantos años. Al ver que tanto nosotros como ellos íbamos al mismo lado nos dijeron: "Nosotros luchamos hace 40 años por nuestro futuro y ahora nos vamos a Sol a luchar por el vuestro". Se me saltaban las lágrimas…
¿Qué es lo que más le ha impactado de su experiencia en Madrid?
Me han impactado muchísimas cosas. Para empezar la cantidad de personas que han manifestado su indignación y han apoyado las concentraciones no sólo en la Puerta del Sol sino también en Plaza Catalunya, en Barcelona, y en el resto de calles y plazas españolas. También me ha impactado la solidaridad mostrada y, sobre todo, el civismo y la lección de pacifismo que hemos demostrado no sólo al Estado español sino también a toda Europa. Los políticos y banqueros deberían tomar nota y reflexionar porque los ciudadanos ya llevamos mucho tiempo reflexionando.
¿Con qué mensaje se queda de todos los que ha oído allí?
"La voz del pueblo no es ilegal", en alusión a la decisión de la Junta Electoral de prohibir las manifestaciones. Ni qué decir que los propios sindicatos policiales estaban en contra de desalojar Sol.
¿Es cierto que todo está muy bien organizado, como una pequeña ciudad, gracias al voluntariado?
Sí, es otra de las cosas que me ha sorprendido mucho. Ha habido servicio de guardería, punto de información, asistencia sanitaria de Cruz Roja, talleres..., que desarrollaban personas anónimas de manera voluntaria. Incluso había un grupo de chicas que iban con bolsas de basura recogiendo las botellas de agua y de refresco para que nadie los tuviera que tirar al suelo, dado que las papeleras estaban saturadas.
¿Se ha encontrado allí con más menorquines?
La verdad es que no, pero me hubiera hecho mucha ilusión.
¿Qué opina de que la propuesta de Sol haya traspasado fronteras?
Me parece insólito pero tras las primeras manifestaciones era de esperar. A pesar de que en un principio algunos medios de comunicación intentaron tapar la noticia, al final no han podido esconderla. Nosotros, los ciudadanos, estamos dando ejemplo a toda Europa, cosa que los que nos gobiernan todavía no han hecho. Incluso en Atenas están empezando a movilizarse también por sus derechos, movidos por la "Spanish Revolution". Además, tengo amigos españoles en otros países europeos que también han ido a concentrarse ante las embajadas españolas acompañados de ciudadanos autóctonos que también se están solidarizando con nosotros.
¿Por qué cree que los gobiernos son reacios a cambiar la Ley electoral?
Porque ellos son los principales perjudicados. La Ley d'Hont es la que se encarga de regular la asignación de los escaños del Congreso en función de los votos. Esto favorece a los partidos más grandes y por eso tenemos el bipartidismo actual. Por eso, reivindicamos la reforma de esta ley para que todos los votos computen igual. No hay que olvidar que lo que pedimos no es la abstención si no favorecer el voto responsable. No es lógico que haya políticos imputados en casos de corrupción y la gente les siga votando.
¿Considera que al final los políticos escucharán la voz del pueblo y se cumplirán los objetivos del 15-M?
Ojalá así sea. Pero no va a ser fácil. Lo que queremos que entiendan es que la política ha de ser política, no un negocio para unos pocos a costa de los ciudadanos. Deben ser conscientes de que exigirnos 38 años de cotización cuando ellos con menos de la mitad de años cotizados van a obtener pensiones vitalicias que ascienden a cantidades inimaginables no sólo es injusto sino también inmoral.
¿Tiene previsto volver a Sol?
Por supuesto. Las veces que haga falta. Quiero recordar a los políticos ganadores que seguimos indignados, que exigimos un cambio y que ¡queremos una democracia real ya! Y que, por supuesto, conocemos el camino de vuelta a Sol.
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