Concierto. El trío musical liderado por el prestigioso pianista panameño ofreció un concierto que rondó las dos horas de duración - Ricardo Álvarez

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"... Si los políticos fueran músicos, habría menos corrupción", espetó al público del Teatre de Casino Nou el pianista Danilo Pérez durante la tercera velada del Menorca Jazz. Y la verdad es que si este músico panameño quisiera ser político, posiblemente debería haberse esforzado algo más por conseguir el voto de los asistentes al concierto. Pero ya se sabe, era jornada de reflexión... Y es que el espectáculo ofrecido por el trío completado por Ben Street (contrabajo) y Adam Cruz (batería), quienes tampoco tuvieron mucho espacio para el lucimiento, no acabó de cuajar en una noche, que, no obstante, tuvo algún que otro momento brillante.

Aunque quizás la culpa no fue de ninguno de ellos, y es que las circunstancias no acompañaron demasiado. La verdad es que los problemas técnicos de sonido lastraron la actuación durante gran parte de la noche. El contrabajo jamás llegó a sonar, a decir por las caras de los músicos, como ellos esperaban. Por otra parte, ya se sabe que la acústica del Casino también deja mucho que desear.

Comienzo frío
Si a todos esos factores se le suma un comienzo frío, el resultado es que el concierto tardó demasiado en arrancar. La actuación no acabó de fluir y eso se notó en la actitud de un público que aunque hizo esfuerzos por entrar en juego estuvo bastante más frío que en otras ocasiones. Y Danilo lo intentó, como si de un miembro del club de la comedia se tratara, con continuas bromas y proponiendo juegos musicales con el público (sonidos con una botella de plástico, canturreos) que sí obtuvieron respuesta.

Entre los momentos destacables de la noche hay que citar la interpretación de "Irremediablemente solo", de su compatriota Avelino Muñoz, e "Historia de un amor". La cosa se animó en el tramo final de la noche, cuando todo sonó mejor durante un bis que Pérez quiso dedicar al presidente de la entidad organizadora del festival, Ignasi Mascaró, por el esfuerzo realizado por Jazz Obert para sacar adelante semejante festival en Menorca, una cita que crece en prestigio pero necesita escenarios acordes a las figuras que trae cada primavera.

El concierto terminó con las mejores notas de la noche. Una pena que ya fuera demasiado tarde para engancharse a un espectáculo que, dado el prestigio de los artistas, seguramente hubiera sido mejor en otro lugar y cualquier otro día. Otra vez será.