Ciutadella. La belleza de la finca mereció la atención del Archiduque Luis Salvador - Cris

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Uno querría poder transportarse a otras épocas cuando recorre con alguien apasionado de la historia según que lugares o transita por ellos dejándose llevar por la evocación de sus buenos tiempos. Sa Vinyeta invita hoy a eso, a recorrer parte de su primorosa zona de huertos y espacio de solaz para los propietarios de la finca ciutadellenca con la mente puesta en su época de esplendor.

Una época más fácil de recrear tras la intervención realizada en la misma bajo el impulso de la Societat Històrico-Arqueològica Martí i Bella que ha permitido rescatar de la maleza y de años de abandono un espacio singular como es sin duda este "lloc" que impresionara al Archiduque Luis Salvador a principios del siglo XIX.

Pasear por el espacio que ha sido objeto de actuación en el marco del Projecte Gibet en compañía de Toni Camps Extremera es toda una lección sobre como el amor y el respeto al patrimonio histórico obtiene, en ocasiones, una justa recompensa. "Se ha realizado un trabajo muy importante con la recuperación de los huertos y los jardines de esta finca que reúne características únicas", asegura el director de las obras de restauración.

Para Camps, la singularidad de Sa Vinyeta obedece al hecho de que se haya mantenido inalterada durante 150 años - "algo muy infrecuente en este tipo de propiedades en Ciutadella"-, su actual condición de espacio público y su proximidad al núcleo urbano.

Estos condicionantes explican que se planteara una recuperación que ha conseguido aunar la iniciativa pública -Govern, Consell y Ayuntamiento- con la privada, de manos de la "Martí i Bella" y una cincuentena de voluntarios que han participado en el proyecto.

El resultado, una zona en la que la naturaleza vuelve a estar domesticada con parcelas de tierra enmarcadas por una red de pequeñas acequias que se nutrían del agua recogida en estanques, una noria despojada de los añadidos posteriores, una pequeña terraza que sirvió de zona de recreo para los señores, una porción de terreno tributaria de una Menorca cuajada de olivos que un día se perdió pero que deja unos impresionantes ejemplares centenarios. En definitiva, una oportunidad única de lo que la Isla y sus moradores fueron tiempo atrás.