¿Es Menorca una isla solidaria? ¿Podría decirse que, en general, los menorquines se vuelcan en acciones benéficas? Para contestar a estas cuestiones es necesario tener en cuenta diferentes puntos y es que no es lo mismo la solidaridad que la cooperación o la implicación en una causa concreta.
La Isla cuenta con gran cantidad de asociaciones que luchan por distintos motivos. Buena parte de ellas pretende concienciar a la sociedad sobre ciertas injusticias, tienen como objetivos poner en marcha proyectos y, de alguna manera, aportar un grano de arena para cambiar la situación.
No todas las personas somos iguales y cada uno de nosotros se solidariza o posee cierta sensibilidad por diferentes aspectos. Habrá quien se sienta más afectado por el hambre en el Tercer Mundo que por la destrucción de un bosque, al igual que habrá quien se indigne más por una injusticia laboral que por el abandono de un animal.
El caso es que hay gente para todo, aunque el grado de implicación de la población quizá no sea el suficiente.
Marga Benejam, del Fons Menorquí de Cooperació, asegura que los habitantes de la Isla se vuelcan cuando hay un llamamiento urgente pero, cuando hay que profundizar y entender que necesitamos un cambio para un mundo mejor, la tarea se vuelve complicada. "La población se mueve por impulsos. Se reacciona muy bien ante catástrofes como un tsunami o el terremoto de Haití porque se hacen campañas fuertes y los medios de comunicación machacan con el tema. Todo el mundo se quiere sentir útil pero a la hora de decir 'renuncio a tal o voy a dedicar parte de mi tiempo a cual' es otra cosa".
Una cuestión que ha podido afectar a las asociaciones es la crisis. Los donativos económicos podrían haber disminuido de forma notable, aunque la mayoría de las agrupaciones apuntan que se han mantenido o se han incrementado sus recaudaciones. Además, el número de voluntarios ha subido ya que ha aumentado el paro y los ciudadanos tienen más tiempo libre.
Susana Muñoz, de Cruz Roja Ciutadella, confirma que existe una mayor demanda de voluntariado. "En general, la gente se implica bastante y colabora dentro de sus posibilidades. Son momentos difíciles. Hicimos la última colecta en noviembre y recaudamos una buena cantidad de dinero. Tienen que ser campañas concretas, es la mejor manera de que la población se implique".
Cristòfol Mascaró asegura desde el GOB que este año tienen intención de organizar más todo lo que tenga que ver con el voluntariado. "Vienen muchos ciudadanos que quieren colaborar en labores como desbrozar o limpiar algunas zonas, entre otras acciones. Estamos muy satisfechos porque contamos con 200 voluntarios, aunque no quiere decir que participen activamente, es más bien de forma puntual."
Mascaró explica también que la agrupación ha subido en número de socios, si bien es cierto que han contado con varias bajas por motivos económicos.
Una de las asociaciones que no acepta dinero ni cuenta con socios es la Germandat de Donants de Sang. Su presidente, Rafael Comellas, afirma que el nivel de solidaridad existente en Menorca es superior al del resto de España. "Aún así, nunca es suficiente. Veo que los jóvenes no se implican, están demasiado cerrados en sí mismos y no ven las necesidades que vemos los mayores".
Comellas cuenta que necesitan fondos para difundir su mensaje y comprar detalles para los colaboradores. "Estamos relacionados con el Banc de Sang y sí que hemos notado un descenso del 25 por ciento en el presupuesto. Menos mal que el número de voluntarios ha aumentado. Es algo que se agradece".
Otra lucha, totalmente distinta pero igualmente necesaria, es la que lleva a cabo la Protectora d'Animals de Maó, una asociación independiente que se nutre, en gran medida, de las cuotas de los socios y los donativos.
Joana Carreres explica que la gente suele moverse por cuestiones urgentes. "Hay muchas personas que aman los animales pero que solo se mueven si el caso les toca emocionalmente".
Carreres pone como ejemplo el hecho de ir a la perrera. "Es aquello que se dice 'ojos que no ven, corazón que no siente'. Todo el mundo habla o se queja de que hay animales que pueden terminar sacrificados pero, a la vez, no se es responsable en cuanto a la compra de animales y su abandono."
Aún así, desde la Protectora se asegura que, por suerte, cada vez hay más concienciación y también cuentan con más voluntarios, socios y donativos, lo que les permite seguir llevando a cabo su labor en pro de la defensa animal.
Buenos datos también desde la organización Manos Unidas. Su presidente en la Isla, José Vilafranca, apunta que se ha crecido a nivel de voluntariado. "Necesitamos gente que colabore porque tenemos tiendas y talleres con puestos que hay que cubrir. Además, recogemos dinero para desarrollar proyectos en el Tercer Mundo. Nuestros fondos provienen de los socios, las ventas y esas colectas."
De hecho y en comparación con el 2009, la recaudación de Manos Unidas ha subido ligeramente. "A pesar de la crisis, los menorquines mantienen el espíritu solidario. Nosotros hemos seguido con el mismo número de socios y eso que no nos publicitamos ni llevamos a cabo acciones de captación", explica Vilafranca, quien añade que ése es un punto que propondrá en la próxima asamblea.
La mayoría de organizaciones encuestadas coinciden en que su grado de satisfacción es alto en lo que a implicación de los menorquines se refiere. Eso sí, se ha demostrado que un alto número de personas solo reaccionan ante una petición de ayuda urgente.
Muchos de los voluntarios o socios de las agrupaciones aportan su ayuda o su dinero porque es gratificante para ellos, porque sienten ese problema cercano o porque prefieren destinar su tiempo o sus recursos a ayudar a los demás, al medio ambiente o a los animales en vez de emplearlo en otros asuntos menos provechosos.
Y usted, ¿en qué medida estaría dispuesto a hacerlo?
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